capítulo dos

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ii. The silence of the lambs

 The silence of the lambs

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Cuba, 1995

La avioneta aterrizó de manera forzosa a tal punto de que la turbulencia agitó a sus pasajeras y les hizo sentir que la aeronave se partiría en dos ¿Y como no? La persona manipulando el volante no era un piloto experimentado que supiera que maniobras ejecutar, sino una ansiosa niña de once años cuyo enfoque de concentración era el bienestar de su hermana menor, bien dicen que una situación de riesgo te arrincona a sobrepasar tus limites y hacer relucir habilidades para tu supervivencia que diariamente no afloraban.

Las pequeñas descienden corriendo apresuradamente detrás de su padre quien carga a su madre herida y la coloca en una camilla sujetada por cuatro soldados. Ni la rubia ni la peliteñida se despegan de ella, se instalan una a cada lado observándola con inquietud y miedo una vez la depositan en el suelo para estabilizarla.

-Levántate, mami-suplica Yelena recostando su cabecita en el pecho de la castaña, Melina acaricia su cabello con ternura al atisbar las lágrimas rebotando por sus mejillas-El dolor solo te hace más fuerte ¿Recuerdas?

Natasha no es la excepción, sus ojos se encuentran vueltos un cúmulo de agua que se rebalsa y es expulsado en silencio, alza ligeramente su vista esmeralda y la enfoca en el uniformado hombre de cabello castaño oscuro que camina junto a Alexei enrutado hacia el General Dreykov.

No es la primera vez que cruzan caminos, Kilian era un estricto entrenador de la habitación roja que se paseaba a menudo por sus pasillos supervisando el progreso de sus jóvenes promesas.

La rusa a su corta edad comprendía muy bien que ocurría, además de ser bastante observadora y sagaz desde pequeña, su entorno la adaptó para ser más madura que muchas niñas de su edad, ese comportamiento fue desembocado por la carencia de una infancia normal en donde recibió armas en lugar de muñecas, entrenamiento en combate en vez de tiempo de calidad familiar, golpes, pero nunca abrazos. No eran niñas para ese trío de hombres que se reunía a lo lejos, eran armas mortales, títeres que manipulaban para su beneficio.

HUMAN| Natasha Romanoff x The OriginalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora