Cuando me siento entristecida, acudo aquí.
Escucho el silencio y observo la noche.
Las flores podridas por el tiempo y la tierra secándose poco a poco.
Vengo a un lugar triste cuando estoy apenada, aunque así lo único que hago es empeorar, pero supongo que me hace reflexionar.
Pienso en los hechos revueltos, y el mar de mis ojos me ahoga hasta acabar conmigo.
Soy tan ilógica...
Vengo a este cementerio cada vez que me siento mal.
Contemplo las almas perdidas entre las lápidas, cuento mis temores, y miro la luna que atiende a mi mirada.
Algún día me libraré y volaré.
Correré y caminaré.
Gritaré y susurraré.
Y ya no seré más un alma en pena recorriendo calles infinitas.