Cuando la luna ya no tenga brillo, y el sol amanezca, piensa que tus lágrimas se desvanecen con el cálido rayo de la esfera.
Cuando las estrellas desaparezcan y las algodones de azúcar inundan el cielo azul, piensa que es un nuevo día y que no vas a desperdiciarlo en estupideces.
Cuando la oscuridad se funde y la luz aclara la Tierra, piensa que tienes mil cosas por hacer, hacer algo que te agrade.
Cuando los búhos se escondan y los gavilanes se manifiestan, piensa en que tienes que volar como ellos y ser feliz, libre.
Y, cuando el día acabe y la noche comienza, siéntete satisfecho, y no humedezcas tu almohada.