ADA

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Miro a Ada jugar desde el chiringuito. Ella está con Eric y su abuelo. La madre de Eric está a mi lado y ambas estamos bebiéndonos un Mai Tai.

La conocí cuando Ada nació y solo nos vemos visto un par de veces más.

Su pelo negro va recogido en una coleta y la veo sonreír al ver la bonita postal que ellos nos están regalando.

— Está muy grande —me dice.

— Sí que lo está.

— Ada necesita a su padre, no puede verlo una vez al año.

— Lo sé.

— ¿No te gusta, Eric? Imagino que sí, es decir, Ada es la prueba de ello. Él nunca habla de eso —se gira hacia mí— Ya sabes, chicos.

— No sé qué decirte, Gloria —me río un poco—. Nosotros simplemente... No lo sé. Había atracción, claro, ahí está Ada, pero nada más.

— Es un buen chico.

Sé que Eric es un buen chico y que es un padre maravilloso, pero ya está. No hay ni habrá nada entre nosotros

— No quiero sonar egoísta o grosera, pero deberías casarte con él para poder vivir en la base y que ella tuviera una familia.

Casi me ahogo con el Mai Tai.

— ¿Qué?

— Ada merece tener a sus padres juntos —la señala— No estáis pensando en ella y es lo más importante que tenéis.

— Entiendo que quiera que su hijo vea a  su nieta, pero yo no voy a dejar mi vida para casarme con alguien a quien no quiero. Además, condenar a su hijo a hacer lo mismo me parece ruin.

— Hasta que Ada crezca.

— Él puede dejar la fuerza aérea y venir conmigo y con Ada si quiere.

— Tienes más ventajas si es al revés. ¿Sabes que el seguro médico sería gratuito para ambas?

— Lo sé.

— Y tenéis la oportunidad de vivir en la base, no se vive nada mal ahí dentro. Además, no sé cuál es tu sueldo, pero el de Eric probablemente lo supere.

Tiene razón y eso es porque no estudié demasiado para llegar todo lo alto que quise. Pero no tengo un mal trabajo y tampoco un mal sueldo, solo que no se puede competir con el sueldo de Eric.

Quiero decirle a Gloria que no se meta en mi vida, pero sé que lo hace por su hijo, por lo que prefiero ignorarla y meter la pajita en mi boca antes de decir alguna burrada y que el padre de mi hija me eche de su casa.

— No quiero que te lo tomes a mal, Lu —pone una mano en mi brazo— solo quiero lo mejor para Ada. Sé que él tiene que hacer más esfuerzo en verla.

Eric no puede hacer más de lo que hace. Va de un lugar a otro y no puede escaparse un fin de semana a ver a Ada cuando son vuelos de un día.

— Hace lo que puede.

— Me alegro que estéis aquí —me sonríe, dando por finalizada una conversación que tuvimos la primera vez que la conocí.

Supongo que ella fue la que le metió a Eric la loca idea en la cabeza de casarnos.

— ¿Todo bien? —Pregunta mirándonos.

— Todo bien —decimos las dos a la vez.

— Probablemente ya habrán arreglado la vida de mucha gente en este poco tiempo —se ríe su padre.

Su mujer ha intentado arreglar la mía, sí. Toda madre quiere una buena mujer para su hijo, pero no creo que yo sea la indicada.

Los abuelos se llevan a Ada a dar un paseo y me tiendo en una de las hamacas que tiene Eric en el jardín.

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