You colored my world © | 𝗪𝗶𝘇𝗮𝗿𝗱𝘀 | [P A U S A D A]

𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈Ó𝐍 '💮'

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You colored my world

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Reino Dridanys, siglo XIII

EN UNA HELADA NOCHE, dos personas se encontraban escapando del cuál fue su hogar, siendo seguidos detrás de la carroza por una muchedumbre enojada y con antorchas en manos. Conduciendo estaba un hombre de tez morena, un cabello castaño y traía un conjunto de ropa noble, en cambio, la mujer que yacía dentro del transporte, llevaba un vestido de clase media, un moño trenzado pero despeinado y en sus brazos sostenía con fuerza a un bebé de dorada cabellera. El sonido de los galopes de los caballos hacían conjunto al movimiento que estaba pasando, la mujer se apoyó a un costado a duras penas al pasar sobre una roca, pero sin haber soltado al bebé en ningún momento.

El hombre vió a lo lejos de su destino, aterrado le gritó a su esposa.

- ¡Hay un risco, no lo lograremos cariño! —. No dejó de tirar las riendas de los animales.

La nombrada sacó su cabeza por la ventana, el viento hacia destacar algunos de sus cabellos sueltos.

- ¡Tengo un idea, pero no te va a gustar!

- ¡No harás lo que creo que harás, ¿Verdad?! —. Le dijo el otro viéndola por un momento con una ceja alzada, preocupado. Volvió su mirar a su adelante.

La mujer volvió a meter su cabeza dentro de la carroza, suspiró y viendo a su bebé en brazos, sonrió apenada por lo que iba a hacer. Le dió un último beso en la frente, y sintiendo como las lágrimas empezaban a descender por sus mejillas, dejó a su bebé bien envuelta en una canasta de paja, objeto que estaba debajo de su asiento. La envolvió bien, la pequeña de tan solo un año movía sus pequeñas manitos intentando alcanzar a la de ojos verdes, le dió una última mirada antes de volver a caer dormida. La mujer rió, y limpiándose decidida sus lágrimas, se levantó y salió del vehículo, subiendo encima de este, manteniendo a duras penas el equilibrio le dijo unas últimas palabras a su marido.

- Te amo Samuel. —. El hombre volteó su vista y le sonrió con lágrimas en los ojos.

- También te amo Sara.

Con un dolor en el corazón, no quería ver a la mujer que más amaba entregar su vida a la oscuridad, para proteger a su retoño, no iba a verla de esa forma la última vez.

- ... Perdóname mi niña. —una lágrima salió de su ojo. Empezó a cantar una canción a la vez que su cabello se tornaba de color oscuro y se empezaba a soltar del moño, siendo su cuerpo cubierto por tenues líneas negras pasando hasta sus ojos, oscureciendolos— Fuerzas del mal, les suplicaré, cuerpo terrenal... De ti liberame, liberame... —. Miró al frente preocupada. Una parte de su cabello se extendió hasta dentro del transporte y tomando la canasta donde estaba su pequeña, la cubrió y la llevó hasta el otro lado del acantilado.

El esposo frenó estrepitosamente al borde. Miró abajo aterrado y luego al frente, ahí yacía, casi al borde su mayor tesoro. Sonrió apenado. Se bajó del caballo.

- ¿Saltaras conmigo mi amada? —. Extendió su mano sin mirar a su mujer. La nombrada lo miró sorprendida, pero sonriendo enternecida, la tomó.

- ¿Crees que los animales la cuidarán? —. Preguntó la de ahora cabellos negros. Una extención movió a su hija lejos del borde.

Samuel miró al frente, a una lejana distancia aún pudo ver una pequeña mano sobresaliente de la canasta, moviéndose, intentando buscar algo que tocar.