Jisung lleva años soñando con la misma mariposa azul sobre una vieja pared y una voz a sus espaldas que grita su nombre.
Su vida da un giro de 360°cuando conoce a su nuevo vecino, quien tiene la misma voz que la de ese misterioso chico en su sueño.
-Jisung, mis amigos se llamaban Jisung y Minho-Explica.
-¿Está usted intentando quedarse con nosotros? Yo me llamo Jisung-Dice señalándose a sí mismo.
-Y yo me llamo Minho-Copia el gesto de Jisung.
-¿Cómo decís?-Se quedó petrificada sin entender lo que pasaba.
Y de pronto todo encajó, Minho recordó lo que habían leído “Cuando dos almas que se aman no logran vivir una larga vida juntas, se buscarán una a la otra en sus próximas vidas"
las almas del Minho y el Jisung de hace casi 70 años habían vuelto a reunirse en el presente.
Ese sueño que no dejaba de perseguirlos era el recuerdo de su último día juntos en su vida anterior.
Ellos habían dibujado la mariposa, por eso Jisung ya conocía la voz de Minho, por eso Minho y la anciana reconocían la mirada de Jisung.
Se miraron a los ojos, y el amor que sentían centelleó en sus pupilas con más fuerza que nunca, sus almas estaban unidas por un amor tan fuerte que habían podido derribar las barreras del tiempo y se habían buscado desesperadamente hasta poder encontrarse de nuevo.
Las lágrimas empezaron a bajar en cascada por ambos rostros y sin poder contenerse se fundieron en un beso teñido del amor más puro de todo el universo, sin importarle lo más mínimo la presencia de la anciana a su lado, al fin y al cabo, era una vieja amiga ¿No?
-Siento que hay algo que no me estáis contando…-Dice con el ceño fruncido.
Después de todo lo que ésta les había ayudado, era su deber explicarle lo que habían descubierto.
15 minutos después entre los dos habían relatado con todo lujo de detalles su increíble historia, y la mujer se quedó totalmente en silencio observando sus caras mientras ordenaba sus pensamientos.
-Yo… Realmente es algo difícil de creer… -Se pasó las manos por su rostro varias veces- Es probable que a estas alturas me encuentre loca de remate…, supongo que son cosas de la edad…, pero os creo…
-El sentido común no tiene cabida cuando se trata de amor, no sé hasta qué punto puede llegar a tener sentido lo que ha ocurrido, lo que sí sé es que puedo notar en el ambiente, el amor tan grande que os tenéis, mis amigos se querían tanto…, y deseaban tanto poder estar juntos…, que no me parece tan descabellado el hecho de que lo hayan conseguido-De nuevo las lágrimas encharcan sus ojos, pero esta vez son lágrimas felices- Disculpad que me emocione, soñé tantas veces con poder verlos juntos teniendo un final feliz, que no me puedo creer que de verdad haya ocurrido…-
Todos se quedaron unos minutos en silencio, inmersos en sus pensamientos-¿Os parecería muy extraño si os pido un abrazo? Yo… No me pude despedir de ellos, y … pensar que han venido a visitarme tantos años después en otros cuerpos diferentes, realmente me reconforta- Les regala una sonrisa que le llega a los ojos mientras observa cómo ambos se levantan.
Los tres se funden en un abrazo, un abrazo entre tres almas que han crecido juntas, y por fin vuelven a reencontrarse.
-Espero que tengáis una vida llena de amor y libertad, lo espero de todo corazón, gracias por hacerme este regalo- Dice cuando llegan a la puerta, dispuestos a despedirse.
-Gracias a usted por ayudarnos a descubrir la verdad, le estaremos eternamente agradecidos- Ambos hicieron una reverencia y observaron como la puerta se cerraba despacio.
[Unas horas después:]
Jisung se encontraba acostado en su cama mirando al techo, ¿Volvería a soñar de nuevo lo mismo ahora que ya sabía la verdad? ¿O ese sueño nunca más se volvería a repetir? Debía admitir que si no se repetía, quizás lo echaría un poco de menos, se había convertido en una parte de él, y realmente así era, una parte muy importante de su pasado, que había influido sobremanera su vida actual,
Minho voló a sus pensamientos y sintió cómo su corazón se encogía y se extendía de nuevo, era un regalo, no, era más que eso, era un auténtico tesoro, poder amar indefinidamente a una persona tan especial como él, era lo más maravilloso que le podía haber pasado.
Llevaba su nombre tatuado a fuego en su corazón, al igual que Minho llevaba su mariposa con las alas extendidas en su espalda.
Poco a poco se fue quedando dormido, con su nombre dibujado en sus labios y su sonrisa bailando en su mente.
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