𖤍My Angel𖤍 [AU Banana Fish]

𖤍 ×Cap 4× 𖤍

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No lo iba a negar, ayer que se encontraba platicando con su amigo sobre su "exitosa" cita y que escucho ruidos fuera de su cuarto le tenía bastante inquieto ahora mismo, tanto se había cuidado afuera de que no lo vieran con el japones como para cometer la estupidez de dejar que los demás supieran de su existencia. Tomó sus cosas y decidió salir, al bajar las escaleras se topó con Arthur quien lo miró de largo pero antes de que pudiera salir una pregunta lo detuvo.

—Has estado saliendo mucho, ¿no?—

—¿Qué?, ¿ahora no puedo salir cada que me venga en gana?— preguntó irritado.

—Por mi sabes que te puedes perder, pero a Dino no sé qué le parezca que su niño ande saliendo tanto—

—Mejor encargate de tus asuntos y déjame en paz, que en el último trabajo dejaste mucho que desear— sentenció y sin más que decir salió del edificio, a sus espaldas pudo escuchar como el contrario lo maldijo pero al cerrar la puerta la sarta de maldiciones se vio interrumpida »Por fin...« pensó y una ligera sonrisa adornó su rostro al sentir la fresca brisa de la mañana. Tras disfrutar un poco del acogedor sol emprendió su caminata hacia la biblioteca que suele visitar cada que busca relajarse y despejar su mente, como era costumbre casi no solía haber gente a esas horas, a excepción de algunos turistas que venían a saciar la curiosidad, fue en busca de algún libro de literatura o filosofía y al tener el elegido fue a su lugar de siempre, se colocó sus lentes y se dispuso a leer.

—¿¡Ash...!?—

Una voz conocida le hizo apartar la vista del texto, interponiendo su indice para no perder la página alzó su vista y ahí estaba aquel japones que aún no se había dado cuenta pero rondaba su pensamiento a cada momento, mientras aún procesaba cómo era lógico encontrarse en un lugar así el ojimarron se tomó el atrevimiento de centarse frente a él.

—¿Te interrumpí?— preguntó con preocupación ya que aún no había recibido respuesta del rubio.

—Ah, no, lo siento— rió nervioso —Estaba pensando en las posibilidades de encontrarnos en esta biblioteca— sonrió ladino.

—Oh, tienes razón— rió sutilmente —Vaya coincidencia.—

—Sí— afirmó —Pero dime, ¿qué te trae por aquí?— cerró finalmente su libro para prestar rotunda atención al contrario.

—Buscaba libros sobre la historia del periodismo y la fotografía— enseñó un par de libros que llevaba consigo.

—Creí que ya habías finalizado tu carrera— tomó uno de los libros y los hojeó.

—Lo hice, pero nunca es tarde para aprender nuevas tecnicas— sonrió con amplitud.

—Tienes razón...— le entregó el libro y se reacomodó en su asiento.

—¿Estás ocupado?— preguntó con curiosidad.

—Ehh, de momento no, ya sabes que trabajo en la noche— sonrió —¿Por qué?—

—¿Quieres ir a desayunar? Esta vez yo invito— advirtió de una vez.

—¿No tienes trabajo? No quisiera atrasarte— en parte era eso y otra era porque no quería ser visto con él, seguramente Arthur pondría a alguien tras sus huellas y mostrarle su talón de aquiles no estaba en sus planes.

—No, gracias a que soy independiente no dependo de un horario, hoy entro tarde no hay mucho que hacer— una sonrisa animada adornó sus labios.

¿Desde cuándo se había hecho débil ante aquel tipo de gestos?, no era que odiara admitirlo sino que aún no lo asimilaba, adoraba la sonrisa del contrario, tal vez porque era la más sincera que había visto en toda su vida y no quería ser la causa de que se borrara —Si es así, entonces no me puedo negar— y ahí estaba, esa sonrisa tan reluciente, rebosante de vida.