1. Bala perdida

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Aún puedo recordar el momento exacto en el que toda la humanidad que poseía se fue, tal vez ya era un monstruo antes de que eso sucediera, tal vez mis instintos solo se encontraban reprimidos en mi interior, esperando el momento justo para salir a la luz, o tal vez aún cabe la posibilidad de que lo que me convirtió en un monstruo fue lo que sucedió aquella mañana hace ya tantos años.

Veintinueve de Octubre del año 1993:

Me encontraba detrás de ti mientras te mecía en el columpio, tu risa parecía inundar el lugar y la alegría inundaba mi pecho, me sentía pleno, hacia justo un mes había sido tu cumpleaños número cinco y no podía sentirme más orgulloso de lo mucho que mi pequeña había crecido.

Habían más personas en el parque, niños que correteaban de un lado a otro mientras sus padres les perseguían, algunos grupos de chicos que reían e incluso parejas que rondaban por allí. Casualmente ese día tu madre que casi siempre nos acompañaba mientras hacia fotos a casi todo lo que veía no se encontraba allí, había tenido que quedarse en casa por unos asuntos del trabajo, así que ese día éramos solo dos.

Yo continuaba columpiándote cuando de pronto un sonido sordo interrumpió tu risa y la gente empezó a correr, tarde mucho tiempo en comprender que se trataba de un disparo, luego de eso no recuerdo muy bien lo que paso, solo se que te encontrabas en mis brazos, tu sonrisa ya no adornaba tu cara y sangre brotaba de tu vientre mientras yo intentaba pararla y te repetía una y otra vez que estarías bien, que yo te protegería y estarías a salvo, lo cual claramente fue una mentira, ojala lo hubiese hecho.

"Estaré bien, te amo papá", creo que esas palabras me terminaron de romper, yo empecé a correr en dirección al hospital mientras te sostenía en mis brazos, en algún punto del camino dejaste de abrazarte a mi cuello y tu cabeza fue sostenida ahora por mis brazos y aunque ya sabia lo que significaba seguí corriendo y albergaba aún la esperanza de que estuvieras bien, ya en el hospital todo fue muy rápido, te llevaron a una habitación mientras me pedían que tuviera paciencia y esperara, estuve tres horas en esa sala de espera, tres malditas horas en las que no pude hacer nada, aunque ya no había nada que hacer, luego llamaron a tu madre no se muy bien si fui yo o el hospital pero para cuando el doctor salió estábamos los dos en aquella sala.

"Lo siento, hicimos todo lo que pudimos", solo pude escuchar eso, porque un pitido inundo mis oídos, un dolor desgarrador inundo mi pecho y ese nudo insoportable en mi garganta apareció, no recuerdo haber llorado, pero mis mejillas estaban mojadas, no recuerdo haber salido del hospital, pero si llegar a casa, fue en ese momento en el que mi mundo se derrumbo, porque tu vida se había apagado, te tuve entre mis brazos y luego ya no, te dije que te protegería y no pude hacerlo, desde ese día todo fue oscuridad, desde ese día ya nada fue igual.

Diario de un asesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora