CAPÍTULO 4♔

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– Entonces... ¿Cómo te fue en tu primer día? – Mi madre comenzó a atarme con preguntas en cuanto puse un pie dentro de la casa, todavía abrumada por la misma rara sensación que había sentido toda la mañana junto a mi nuevo compañero.

– Me fue bien, tengo tres compañeros – Solté concentrada en las cartas que había arriba de la mesa – ¿Qué es esto?

– Oh, tu padre será transferido a Seattle la semana entrante – Respondió mirándome detenidamente. Alcé unas cejas en señal de sorpresa.

– ¿Y cuándo pensaban decirme? – Le cuestioné algo ofendida. En realidad, la idea de vivir sola era detestable.

– Lo siento hija, es que no sabía como decirlo, tu padre quiere que lo acompañe, pero con tu nuevo trabajo, y todo este revuelo en la ciudad no quiero dejarte sola... – Contestó mientras la seguía hacia la cocina.

– Mamá, sabes que papá te necesita allí con él, nada va a pasarme, trabajo en el destacamento policial, sería irónico que me sucediera algo allí dentro – Balbucee dando un vistazo a la comida que preparaba, ella gruñó algo en voz baja y suspiró.

– Lo sé hija, lo sé, pero no quisiera dejarte sola aquí en la ciudad – Emitió con algo de angustian en su voz. Me acerqué a ella y la abracé fuertemente.

– Mamá, no es tu culpa, alguna vez esto tenía que pasar, sé que no puedes estar lejos de mí y yo no puedo no extrañarte por más de un día pero nos visitaremos seguido, esta oportunidad es única para papá y lo sabes – Dije explicando atentamente. Una solitaria lágrimas viajó por su mejilla y luego sonrío dulcemente hacia mí.

– Mi niña se ha convertido en una mujer fuerte – Alargó con nostalgia en su voz. Reí ante sus palabras y luego de un caluroso abrazo corrí escaleras arriba hacia mi cuarto.

Cerré la puerta tras de mí y me tiré a la cama completamente exhausta. Tenía que leer seis expedientes para dentro de dos días y me sentía realmente entusiasmada, ya que mi trabajo recién comenzaba allí. Me despojé enseguida de mi bolso, mi abrigo de invierno y mis medias, ya que parecía que mi madre había encendido la calefacción local y el ambiente se sentía muy acogedor. Me senté de canastas sobre la cama y retiré los seis expedientes, los esparcí sobre mi cama, y me propuse leerlos, metiéndome en la mente del asesino, como Harry había dicho en sala de conferencias, y como me lo habían enseñado en mis cuatro años de Universidad. Pero el sonido de mi teléfono me sacó de contexto.

– ¿Hola?

– Hola princesa ¿Cenamos esta noche? – Peter sonó del otro lado de la línea y rodé mis ojos con frustración, ya que, anteriormente habíamos tenido una gran pelea, respecto a irnos a vivir juntos. En realidad, no me sentía preparada para hacer eso, y tampoco sentía que nuestra relación lo estaba como para dar aquel paso tan importante.

– No puedo, tengo que adelantar trabajo ¿No vas a preguntarme como me fue hoy? – Le pregunté sabiendo que seguramente el idiota había olvidado que había sido mi primer día.

– Iba a hacerlo esta noche, pero estás demasiado ocupada como para rechazar a tu novio – Masculló entre dientes. Sonreí con fastidio.

– Ya déjalo Peter, no puedo, deberías acostumbrarte de ahora en adelante, tengo por fin un trabajo que me gusta, y no voy a dejarlo pasar solo por que tú piensas que no tendremos tiempo suficiente, yo no me meto en tus cosas, tu no te metas en las mías, adiós – Corté bruscamente, sintiendo las repentinas ganas de llorar y correr a los brazos de alguien quien pudiera contenerme como lo esperaba. Quería mucho a Peter, más que a ningún otro chico que haya salido conmigo, pero últimamente tenía mis ciertas dudas acerca de su fidelidad, ya que recibía constantes mensajes y hablaba por teléfono la hora entera cuando salíamos juntos. Sabía que esas no eran excusas, podía ser solo trabajo, pero mi intuición me decía lo contrario. Mas lo peor de todo era que me dolería perderlo, o descubrir la verdad.

"RED LIPS"♔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora