Parte 2.- La oscuridad, la luz y la sombra

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Wukong no fue capaz de conciliar el sueño esa noche, una vez que el miedo y la preocupación por Xiaotian se desvaneciera, (al menos en su mayor parte), la cabeza del rey se ahogó en un mar de preguntas sin respuestas.

Liu' er estaba muerto, lo estuvo, Wukong pudo jurar que así era, él mismo revisó sus signos vitales después de la pelea. Pero se apareció en su habitación y por más que se pellizcara no despertaba, no fue un sueño y no sabía como sentirse sobre eso.

Intentó dormir a pesar del estupor, fue simplemente imposible, su cuerpo se sobresaltaba antes el más mínimo ruido en la habitación, el aire parecía demasiado pesado para soportarlo y cada vez que cerraba los ojos podía escuchar el eco de una risa aunque sabía que ya no había nadie, sus muñecas se colorearon con un anillo rojo donde las sombras lo ataron, perdió la cuenta de cuantas veces fue a la habitación de Xiaotian a revisar si él estaba bien.

Dio la media vuelta por enésima vez en la cama, había arrojado su nido de mantas y almohadas al suelo, especialmente la de Macaque. La verguenza hirvió a fuego lento en su rostro cuando se dio cuenta de que probablemente su esposo la había reconocido. 

Esposo.

No había usado esa palabra en cientos de años, los humanos solían considerarse casados hasta que uno de los dos muriera, pero en el caso de los dioses como él, sólo la reencarnación los liberaba de cualquier acuerdo nupcial hechos en vida, y estaba de más decir que el divorcio no existía en sus términos.

Así que, era un hecho, su esposo y el otro padre de su hijo estaba vivo, y regresó a sus vidas a advertirle sobre el regreso de esa perra de sangre fría.

Mientras pensaba, el sol comenzó a entrar por su ventana, asomándose desde el levante y sobre el manto salado, su habitación en el templo tenía una de las mejores vistas al mar y la ciudad metros más allá, el sonido de los animales siempre le alegraba el ánimo, esas eran las únicas razones por las que aún dormía en aquella pieza, (absolutamente no tenía nada que ver con que era el cuarto que compartió durante años con su marido).

El día sería agotador, por muchos factores.




Cuando MK despertó lo primero que sintió fue el aroma a café, malas noticias.

Su padre nunca tomaba café a menos que haya tenido una mala noche, y cuando Monkey King tenía una mala noche significaba que algo malo se estaba cocinando en alguna parte.

—Buenos días— Saludó con una sonrisa radiante, misma que se desvaneció al ver la mirada afilada del rey sobre él, grandes ojeras cubrían la parte inferior de sus ojos y su cabello estaba revuelto en varias direcciones.—Oh... así que será ese humor, ¿eh?— exclamó por lo bajo, la mirada de Wukong destelló en rojo por unos instantes.

—Estás en problemas, amigo— dijo el sabio, dejando a un lado su taza medio vacía para cruzarse de brazos en dirección a su hijo.— y no estoy hablando de ti y los monos jugando en mi habitación— resopló cuando vio a MK abrir la boca, el niño la volvió a cerrar, mirandolo nervioso.

—Entonces...— alentó con cautela, el mayor suspiró con cansancio, su cálida mirada dorada se clavó en los ojos negros.

—Un pajarito me dijo algo muy interesante anoche— comenzó, el rostro de MK inmediatamente se contorsionó en una mueca.

—Oh no, odio a ese pájaro— murmuró con desgana.

—Te vieron— dijo Wukong con seriedad haciendo que el niño levantara la mirada.— sin el glamour en la ciudad, Xiaotian te he dicho miles de veces lo peligroso que es salir de él, en especial fuera de la montaña— reprendió con firmeza, los hombros del chico cayeron hacia abajo.

El legado del sol y la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora