Parte 3.- Lluvia de meteoritos

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No hubo ningún intercambio de palabras durante su estancia en la biblioteca, Macaque eligió enfurruñarse después de la constante evitación del rey, Wukong simplemente decidió ignorarlo el mayor tiempo posible. 

El templo de piedra no sólo albergaba innumerables reliquias, sino también fuentes de inagotable sabiduría, custodiando códices y viejos tomos que la mayoría sólo soñaría con poseer, la magia rezumó en cada estantería que pudo observar. El mono de las sombras no solía entrar mucho a la biblioteca, ni siquiera cuando aún vivía en FFM, la mayoría de los libros estaban en idiomas que Macaque no comprendía, y aunque Wukong fuera un lector regular, no disfrutaba especialmente del contenido "educativo" dentro de ellos, siendo más un fanático de las novelas de aventura o alguna basura romántica.

—Ha estado todo el día fuera— exclamó de pronto el guerrero después de haber pasado una eternidad en completo silencio, ambos habían estado tumbados sobre la gran alfombra circular en el centro de la biblioteca, con varias pilas de libros esparcidos a su alrededor con la esperanza de contener algo que les fuera útil en su misión. 

El día se había ido en un pestañeo, Macaque no se dio cuenta de ello hasta que fijó su vista en las ventanas, el cielo totalmente oscuro. Durante ese lapso no hubo ninguna señal del niño y el mono de las sombras estaba empezando a inquietarse. Wukong suspiró cansado.

—Está a salvo, eso es lo importante— contestó vagamente, con la cara enterrada en un antiguo libro que su maestro le había obligado a leer en su primera semana en la India, era poco más que una recopilación de leyendas hindúes, pero Lady Bone Demon había estado aterrorizando esa zona durante algunos años, así que alguien podría haber escrito sobre ella.

Aun recordaba con viveza aquella ocasión, Tripitaka los había hecho vagar por todo el pueblo durante horas para ayudar a la gente y de paso darle lecciones a Wukong sobre como comportarse frente a demonios extraños.

"Toda vida es valiosa y siempre debes ser cordial antes de decidir que alguien es una amenaza" fueron las únicas palabras que alcanzó a entender a medida que el hechizo del anillo perdía fuerza, había atacado y cortado el brazo a un demonio que intentó llevarse a su maestro antes de que este pudiera ver siquiera venir el ataque enemigo, como resultado, fue castigado. Fue Ao Lie quien le contó la verdad acerca de lo que pasó ese día, Wukong había estado enojado con Sanzang desde entonces y en lugar de dormir junto a ellos en el campamento había optado por tomar todos los turnos de la guardia si eso significaba mantenerse lejos.

Su maestro lo alcanzó una noche mientras Wukong meditaba junto a la orilla del río, no lo suficientemente apartado como para dejar a sus compañeros desprotegidos. Era obvio que el rey lo escuchó acercarse, pero lo ignoró, Tripitaka se sentó frente a él mientras aclaraba se garganta, los ojos dorados del monarca iluminaron levemente la oscuridad de la noche.

"Sé que estás molesto" habló Tripitaka. "lamento no haberte escuchado" se disculpó, agachando la cabeza, pero el dios no dijo nada. 

Para Sanzang esto fue nuevo, Wukong por lo general se resentía cada vez que era castigado, pero su enojo nunca duró más allá de un día, y lo perdonó al instante cada vez, el monje no perdió de vista la forma en la que su pupilo parecía pasar más tiempo mirando las sombras que a ellos, incluso en ese momento, su mirada pareció desviarse hacia la proyección de un árbol cercano.

"Has... estado mucho tiempo... distraído" comentó en un intento de romper el incómodo silencio. "por lo general, la gente suele temerle a la oscuridad" bromeó, no hubo gran cambio en el semblante del rey.

"La luz no siempre es tan buena como dicen, puede quemarte la piel si pasas demasiado tiempo bajo ella y matarte de deshidratación, la luz es simplemente... calor, estando tan cerca puede prenderte fuego" Murmuró, Tang estaba por preguntarle a qué se refería cuando Wukong volvió a hablar. "En la oscuridad estás a salvo, lejos de la vista puedes simplemente refugiarte en la comodidad de las sombras, me gustan, me resultan familiares" el rey se encogió de hombros, su maestro se tomó un tiempo para asimilar las palabras, mirando de reojo la mano del mono dorado pasar sobre la corona de su cabeza.

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⏰ Última actualización: Jul 07 ⏰

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