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Últimamente Cho KyuHyun estaba tomando demasiado en serio la posibilidad de encontrar un par de meseros que le dieran una mano para encargarse de la cafetería. Durante un tiempo funcionó bastante bien apoyarse de una sola persona que atendía en la caja además del personal de limpieza que llegaba por las mañanas. Sin embargo, considerando su posición en los estudios había ocasiones en las cuales los horarios del lugar se veían afectados por su falta de tiempo o su cansancio físico y mental que lo impulsaba a tomarse descansos exprés.


Esto solía ocurrir exclusivamente durante época de exámenes pues pudiera decirse que el resto de los días no existía inconveniente en la distribución de su día a día.


La cosa es que no quería deshacerse de sus clientes nada más por esos 'permisos' espontáneos que de alguna manera le restaban seriedad al negocio. Debía ser constante. Esa es una de las reglas más importantes de quienes comercian en cualquier área.


Por otro lado, en vista de que las ganancias estaban aumentando no se podía dar el lujo de visitar el centro comercial dos veces a la semana pues eso también requería prácticamente de una tarde entera. Había pensado en pedir ayuda a sus amigos para que las compras se realizaran en una sola ocasión y así reducir lapsos. Con ello se volvería menos complicado acarrear los productos del auto a la cafetería. Sin embargo, no era prudente confiarse dado que los demás también tenían sus propias tareas. Sería complejo acordar horarios entre los cuatro.


Eran demasiadas atenciones. Como dueño del lugar, a veces se sentía ahogado por la presión y las caídas de la entrada del dinero en aquellos días que no recibía muchas visitas de clientes pasajeros. No obstante, bajar la cabeza no le parecía la mejor de las opciones.


En primer lugar, porque de las ganancias de su trabajo era como pagaba los estudios y sus gastos personales. En segundo, porque deshacerse de la herencia que se le concedió cuando más joven no le sonaba tentador por mucho que las ofertas monetarias estuviesen disparándose en torno a la compra de la construcción.


Resulta que la cafetería era un patrimonio que su abuelo le proporcionó antes de fallecer. Por supuesto, se tuvieron que hacer distintas modificaciones para dejar el sitio en buenas condiciones, pero eso no afectó a que las personas que solían asistir dejaran de consumir ahí. Más bien hubo un buen incremento de comensales que, atraídos por el talento del chico en la preparación de postres junto con el ambiente relajado del establecimiento, lo tomaron como su sitio fijo para pasar las tardes.


En ese sentido todo iba de maravilla. Pero, por mucho que Cho KyuHyun quisiera evitar la intervención de terceros, cada vez era más necesario proveerse de una herramienta humana que le facilitara su puesto como el supervisor de todos los desperfectos y aciertos que hubiese en el negocio. Y es que la futura contratación de personal implicaba muchísimas cosas. Desde la confianza que se debe depositar a un desconocido con en el riesgo de que se trate de un posible estafador, hasta la repartición de dinero para cubrir los sueldos. Eso era lo más preocupante.


Así, su cabeza estaba ya saturada de infinidad de pensamientos relacionados con la cafetería por lo que no había lugar a otro tipo de situaciones que le hicieran desviar la atención de su intriga inicial. KyuHyun volvía a replantearse la forma más adecuada de buscar candidatos para el puesto.

Lemon [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora