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La vuelta a casa fue tan entretenida como las constantes anécdotas que DongHae tenía reservadas para KyuHyun. La más relevante con relación al último sitio que visitó. Habló sobre la promoción de los talleres sumamente entretenidos y que prometían grandes sorpresas para el público que se animara a formar parte de todo ello. Hubiera querido ingresar de lleno en una de esas actividades, pero primero necesitaba organizar sus horarios. Había aún mucho por hacer.


El artículo que estaba en puerta sería algo más o menos crónico. Descubrió que los acreedores de la revista para la que trabajaba mostraban alto compromiso con determinados sitios siempre y cuando hubiese una reseña más fidedigna que compartiera experiencias reales y no un simple resumen de lo que cualquier podría indagar sobre ciertos temas o lugares por conocer.


KyuHyun también se dio el tiempo de abordar sus preocupaciones. Resulta que uno de sus cursos estaba próximo a la presentación de un buffet en la semana cultural gastronómica. Todavía no se definía la repartición de los países que se expondrían, pero el chico tenía en la mira la comida italiana. Existía una cantidad enorme de retos culinarios sobre ese lugar que recordaba de sus clases de primer año. Era justo que empezara a coludirse de manera más directa con ese tipo de ambiente. Mismo al que aspiraba constantemente en caso de que se le presentara la oportunidad de un intercambio estudiantil. O, si no corría con tanta suerte, por lo menos un diplomado o seminario que le impulsara a saciar su curiosidad y sus ganas por entender más sobre otros mundos.


La complementación de sus conversaciones se mediaba en niveles relajados. DongHae adoptaba ciertos modos según la persona con la que estuviera. Y tratándose de Cho en específico le nacía esa necesidad incontenible por manifestar sus pensamientos más profundos. Como si a su costado tuviese una figura entre hermanal y paternal que le dejara explayarse, pero también le hiciera meditar en torno a sus palabras.


Estando con Kyunnie el castañito creía que era más fácil desmenuzar sus problemas. Sólo así conseguía verlos con una lupa para saber los pros y contras sin que el agobio atravesara de más y lo dejara a varado en medio de la nada. KyuHyun, de entre los cuatro amigos, era quien gozaba de mayor templanza cuando se trataba de escuchar. Había en él una impresión analítica que resultaba fácil de contagiar. Cosa que no sólo sucedía con Hae, también con el otro par que, evidentemente, solía ser un poco más conflictivo que el chiquillo.


Antes de ingresar al estacionamiento del edificio tuvieron que pasar por las bebidas del fin de semana. El viernes de reunión por fin fue retomado después de algunos días en los que ninguno pudo ponerse de acuerdo para pasar el rato juntos en vista de que las ocupaciones de la mayoría coincidieron. Yesung se acumuló de trabajo, DongHae entregaba los borradores finales de su artículo y KyuHyun se vio envuelto en varias pruebas que lo tenían metido entre los libros y la cafetería.


Heechul fue el único que quedó al aire. Aburrido porque se le prohibió perpetuar las distracciones sobre el resto quienes tenían la cabeza pendiendo de un hilo por tanto estrés. Así que esta vez no hubo manera de rechazarlo. Kim fue el primero que sugirió la noche de bebidas y pizza. Los demás no se negaron porque también necesitaban esa clase de desahogo. Ponerse al día era lo más importante.


—Si no fuera tan generoso créeme que te irías sin paga. Así que ten cuidado la próxima vez —.

Lemon [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora