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Park JungSoo últimamente creía que su vida estaba tomando rumbo hacia una estabilidad mucho más perecedera que cuando él mismo se autoengañaba y fingía tranquilidad al no tenerla.

Parte de ello se debía a la reformulación de viejas amistades que si bien no conseguían embonar al cien, por lo menos le daban una pisca de esperanza para cerrar ciclos de la forma más sana.

Aquella vez que vio a Lee DongHae después de tanto tiempo tenía total seguridad de que deseaba redireccionar el pésimo término que rompió su amistad. Y es que tampoco era como que hubiese dedicado los últimos cinco años a lamentarse sobre el mal comportamiento que tuvo hacia el castañito. Pues consideraba que jamás volvería a verle. Pero, en el fondo, cuando solía divagar de más en sus pensamientos (más aún a raíz de su ruptura con Sungmin) recordaba esas actitudes tan detestables que tuvo hacia la única persona que se acercaba a él por el respaldo de un cariño verdadero y desinteresado.

No se sentía en posición de perseguir a DongHae por medio de redes sociales, por ejemplo. Sin embargo, lo que sí pensaba era que, de tener la oportunidad de regenerarse, buscaría la manera de ofrecerle disculpas y de demostrarle que en verdad se arrepentía por haberse portado con él como un tremendo patán.

Ya que la oportunidad tocaba su puerta no la desaprovecharía.

Por ello, que el mismo Hae fuese quien le tendiera la mano al momento de reconstruir su relación fue el impulso perfecto para ambicionar más. ¿Sería posible que se volvieran tan amigos como antes? ¿Que recurrieran a los viejos tiempos para crear nuevas y más bellas memorias?

JungSoo, repentinamente, se encontró a sí mismo deseando todavía más de lo que Hae le ofrecía con su bondad y su ternura. Aunque nada encaminado a lo que les hizo distanciarse anteriormente. Es decir, JungSoo lo extrañaba y lo deseaba, pero sólo en la postura de amigos.

A ello se debía que se encontrara tan de buen humor dentro y fuera del hospital.

Ya no había en su día a día momentos solitarios porque siempre, fuera a cualquier hora, había un mensajito de ese chiquillo que le deseaba buenas noches o que le exigía que se alimentara correctamente.

La esencia del escurridizo Lee DongHae volvía cálidas sus jornadas.

Pero también había un segundo factor en sus drásticos cambios.

Algo que además de despertarle el hambre de la autocomplacencia también le regaló una motivación inesperada por volver a sentir.

Y es que, aun cuando en esa noche fue su primera vez como 'el que recibía' e independientemente de los tantos dolores con los que lidió en su momento, no existía arrepentimiento de por medio.

Tanto así que, al tercer día, JungSoo se masturbó en la ducha sin dejar de pensar en ese sujeto.

Kangin.

El tipo por el que su miembro dolía.

Por el que se acarició contra la pared húmeda.

Por el mismo que no titubeó en meterse dos dedos en la estrechez de su trasero.

Ah, tan deseoso.

Claro que en sus planes no estaba el buscarlo. O el urgirse para tener una señal de él porque, fuera del nombre y del recuerdo de la ropa que usaba, no había un aspecto extra que pudiese ayudarle a dar con su paradero.

Así que su resignación llegó de inmediato. Pero también el agradecimiento. JungSoo acababa de descubrir que por atrás también se sentía exquisito.

Lemon [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora