«Es tímido», me gustaba pensar para no perder las esperanzas.
«Ha de estar buscando el momento indicado», me seguí diciendo cuando su manera de ignorarme perfeccionó.
«Quizá le gustó y no quiere admitirlo», me gustaba pensar para alimentar esa estupidez, que me encendía el pecho, a la cual se le suele llamar "amor". Pero resulta que...
"No es tímido" me dijo ella a la cara
"No busco el "momento indicado" y sin pena alguna me habló.
"Dijo que por mi estaba loco" comento entre risas, mientras al recordar cada uno de mis desatinos se me desarmaba el corazón.
Me hizo entender que aquellas tonterías que inventé para mantener este absurdo sentimiento con vida, sólo eran malas excusas; con rudeza lo confirmo.
No me quieres ni siquiera un poco; se bien que nunca vas a hacerlo.
No hay forma de que exista un "Tu y yo".
