Capítulo 5: Los pilares de mi hogar han caído

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Mateo e Iris ya se conocían desde mucho tiempo, fueron compañeros durante un taller de ilustración, donde se hicieron buenos amigos; era frecuente verlos hacer trabajos juntos y otras actividades fuera de.

Iris es una anomalía, es un ser que nació sin piernas, que por consiguiente desarrolló la habilidad de flotar; es común verla usando faldas largar para disimular un poco esto, pero no es algo que se pueda ocultar.

Su relación no pasaba más de una simple amistad. Pero sus caminos distanciaron por un tiempo cuando Iris consiguió trabajo en el hospital más importante de la región y Mateo vio una oportunidad en el programa de reclutamiento de miembros para la facción Des, pues en ese momento se encontraban haciendo los preparativos para el momento en el apareciera el próximo defectuoso.

Debido a esto no se volvieron a ver por un tiempo, ninguno supo mucho del otro, hasta que ese día llegó, dónde Mateo volvió a saber de ella; como él era parte de la facción no podía ser despedido y menos con el hecho de haberse convertido en quien la dirigía; no todos corrieron con la misma suerte.

El caso de Iris fue toda uno bastante particular, su estabilidad se había venido abajo en el instante en el que la niña nació; el fallar fue lo que la condenó a vivir en penuria.

Luego de ese momento su vida fue de declive, despedida irremediablemente de su trabajo fue considerada una deshonra, debido a esto se ganó mala fama entre los locales, gracias a que la noticia fue difundida en exceso, estando en boca de muchos.

Su estilo vida se vio drásticamente afecto y al no poder encontrar un nuevo trabajo se vio en la necesidad de mudarse a algún lugar en donde no fuese tan conocida, vendió casi todas sus pertenecías y con lo que tenía ahorrado compró una pequeña cabaña, que no tenía electricidad ni agua, poseía varias goteras y por piso tierra dura; era lo más a lo que podía aspirar en vista de su situación, incluso conseguir un lugar para vivir se le dificultó, pues quien diría que por una niña su vida se vendría abajo.

Fue difícil para ella adaptarse esta situación, el pasar de una casa con todas las comodidades a una casucha que apenas si no se venía abajo era como recibir una bofetada; apenas si tenía con que vestir, pues también se vio en la necesidad de vender su ropa con tal de poder vivir un día más; por su puesto no bastó con vender sus pertenencias, tuvo que buscar otra forma para ganarse el pan, terminando por optar un trabajo no muy bien remunerado como escritora para otra persona.

Pocas ocasiones podía comer, por lo que tuvo que aprender a racionar lo que compraba, simplemente no podía darse el lujo de gastar de más, y mucho menos comida; en vista de que la cabaña no tenía servicio de agua no le quedaba otra sino aprovechar los momentos de lluvias, que en ciertos momentos del año escasean.

Hasta la actualidad su situación no ha mejorado mucho, vive en el mismo lugar y continua con el mismo trabajo, pero ¿Qué puede hacer si todo pareciera ir en su contra? lamentablemente no mucho.

Tres días había transcurrido desde su conversación y mientras Iris salió a comprar algo para llenar un poco su despensa, Mateo se encontraba camino a la dirección de la carta enviada por Sara.

La primera noche se empezaba a notar a lo lejos por lo que uno de sus acompañantes le sugirió detenerse y armar un campamento improvisado; durante el mismo preguntó...

—Señor ¿cree que realmente nos den información relevante? —preguntó

—Por su bien, espero que sí —dijo Mateo con ligero enojo y cansancio.

—¿Sucede algo? —preguntó su acompañante.

—Negativo, ahora ojos en la comida, no vaya a ser que tengamos que comer sopa sin caldo —dijo Mateo aguantándose la risa.

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⏰ Última actualización: Dec 02, 2023 ⏰

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