el beso

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Apenas podía pensar cuando los labios de Emma chocaron con los suyos. Está vez Emma aventuró un poco más allá, y obligo a la castaña a entreabrir los labios para recibir los suyos. Probó con suavidad y curiosidad, no sabían cuánto tiempo llevaban besandose, pero cuando la descuidada lengua de Emma quiso invadir a Mad, está reaccionó alejando a Emma de ella con una débil oposición de sus manos contra los hombros de su mejor amiga.

—¿Que haces?—pregunto parpadeando un par de veces intentando recuperar la consciencia por el alcohol.

—solo comprobando que el labial siga tan resistente como antes— dijo justo antes de volver a chocar sus labios con los de Mad.

Y está vez Mad sujeto el rostro de su amiga con fuerzas contra ella, busco profundizar más aquel beso, invadió con fiereza la cavidad bucal de la menor con su lengua experta, saboreo su lengua que en este momento sabía entre alcohol y la menta de la pasta de diente. Era agradable y cálido, colo su mano en la cintura de Emma y dado el impulso que este acto le dió, Emma se sentó a horcajadas de su mejor amiga, movió sus caderas con sutileza sobre los muslos definidos, y se permitió soltar un gemido, que encendió todas las alarmas en Mad.

—joder espera— dijo alejando a Emma de su cuerpo.

—cállate— dijo intentando volver a besarla

—no...espera, somos amigas, esto será muy incómodo mañana, tenemos que detenernos...ahora.

—no quiero.

—porfavor... Te ruego que te detengas.

—bien, luego la aburrida y mojigata soy yo.

Dijo bajandose del regazo de su amiga y retirándose de la habitación enfadada.

No tardó mucho en salir tras Emma, solo para encontrarse que está estaba acorralando a un chico en la pared mientras lo besaba como si el mundo se fuera acabar mañana.

—¿Que demonios te sucede?— pregunto la castaña enfadada mientras arrastraba con todas sus fuerzas, el cuerpo de su amiga lejos del chico

—nada, consigo lo que quiero en otra parte, si vas a ser tan aburrida.

—no es eso.

—¿Entonces que?... ¡Ahh! ya se...verdad que no soy tu tipo.

—pero eres el mío, eso es seguro, podemos continuar lo que hacias— dijo el chico que recién Emma había besado

—tu callate— dijo Mad, mientras arrastraba nuevamente a Emma hacía la habitación.

—¿Que haces?

—salvandote de una idiotez.

—dejame en paz... ¿si?, ya entendí tu rechazo, ahora sí, ¿puedes dejarme ir a buscar alguien que si quiera esto?

—no te estoy rechazando porque no me parezcas atractiva, te estoy rechazando porque estás borracha, y yo también, y no te gustan las mujeres. Solo estás triste, molesta y borracha.

—no mientas, ya me dijiste que no soy tu tipo.

—no lo decía en serio.

—solo quieres hacerme sentir bien, no soy tu tipo ni el de nadie.

—¡PERO ERES MI TIPO, ERES TODO MI MALDITO TIPO, EMMA!...pero también eres mi mejor amiga y jamás perdería eso por un acoston. No quiero que se vuelva raro mañana, por favor.

—esta bien— dijo tragándose una sonrisa.

—bien, entonces acuéstate aquí— dijo apuntando la cama.—y mañana nos iremos temprano.

Amigas con beneficiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora