Celos.

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Había una gran fiesta universitaria en la casa de Brad nuevamente, y estaban todos invitados, fue inevitable para Mad recordar lo que había pasado en la primera fiesta, ¿como podría olvidar ese primer beso, inesperado, torpe y borracho, pero que la hizo vibrar de pies a cabeza?

—¿Cómo irás vestida está vez?— pregunto Mad a Emma.

—pues, me compré un vestido rojo que Matt me ayuda a escoger

—¿Puedo verlo?

—claro.

Mad fue hasta su mochila, y tomo la bolsa para sacar el vestido, lo estiró para que Mad lo viera, y entonces lo observó atenta. Un vestido sumamente escotado y absolutamente corto, tragó saliva al imaginarse a Emma en el y está sonrió al notarlo.

—no sé cómo evitaras que te salte encima.

—solo recordándote que hay un trato, no hay sexo en lugares donde hay mucha gente que pueda reconocernos.

—no te prometo nada está noche.

—cuida tus garras gatita, puedo hacer algo por ti de todas maneras— dijo envolviendo sus brazo en la delgada cintura de Emma y arrastrándola hasta que su pelvis choco con la de ella.

—¿Que?

—puedo ponermelo ahora, tenemos sexo y cumples tu fantasía de quitarme el vestido.

—Ruby está por llegar.

—entonces se rápida.

—de acuerdo, ponte el vestido.

Emma no tardó ni 5 minutos en ponerse el vestido, honestamente estaba ansiosa, y fue aún peor cuando salió y vio los ojos oscurecidos de la castaña por la lujuria, Mad no aguanto mucho sin acercarse a besarla con brutalidad, pura lujuria y excitación, perdida en su lengua, lamiendo y chupando con necesidad, y tocando todo su cuerpo con ansias como si no quedará tiempo, aquello no estaba muy lejos de la realidad.

Mad no se tomó el tiempo en desabrochar el vestido, simplemente lo arrugo hasta el vientre de Emma y pudo ver sus bragas empapadas.

—tendras que cambiarte esas braguitas.

—lo sé.

Mad se arrodilló ante Emma, y le bajó las bragas con delicadeza, mordió, beso y lamió sus muslos, cada vez más cerca de su feminidad, hasta provocarle un nivel de excitación a Emma dónde tuvo que obligar a Mad con sus propias manos a perderse en su húmedo coño, situación a la cual Mad respondió con un languetazo justo en su clítoris haciéndola perder la cabeza.

—mi lengua es todo lo que tendrás por hoy.

—me basta.

—apoya tu pierna sobre el escritorio, y abre esas putas piernas.

Emma no debatió, simplemente lo hizo, y jamás se arrepentiría de aquello, porque recibir la lengua húmeda y caliente de Mad en su sexo la estaba volviendo completamente loca, cuando la ojiazul ya estaba perdiéndose en su excitación rogó y suplico porque Mad la penetrara con sus dedos, pero está hizo caso omiso alegando que ella había dicho que solo su lengua, sin embargo apuro las lamidas, se hicieron más rápidas y más duras, y posicionó sus manos en las caderas de Emma para obligarla a moverse contra su boca y poder follarla con la lengua. Su cuerpo se estremeció como un loco, no podía para de gemir, y gritar el nombre de Mad, porque su lengua en su vagina era lo único en lo que podía pensar, hasta que la puerta sonó.

—lo lamento, te tardaste mucho— Dijo Mad levantándose y alejándose un poco del lugar queriendo ir abrir la puerta.

Emma fue más rápida, la jalo del brazo hacia su cuerpo y la empujó hasta la cama con tanta violencia que Mad rebotó, lejos de disgustarle eso la hizo mojar su ropa interior. Y cuando noto a Emma escalando hasta su cara, supo que era su perdición, ella  sentía que estaba teniendo un orgasmo con solo ese acto.

Amigas con beneficiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora