DIEZ

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Una habitación.

Era grande y moderna.

¿Una oficina tal vez?.

Unos grandes ventanales cubrían dos paredes de techo a suelo. La decoración del lugar era moderna, la persona que la diseñó buscaba que fuera también acogedora pues tenía muchos elementos de madera que combinan a la perfección.

¿Qué estaba haciendo allí?

Se llevó un vaso de licor a los labios. El líquido quemó su garganta cuando trago. Conocía ese sabor, Whiskey.

¿Por qué estaba bebiendo en ese sitio?

Se levantó de la silla y se encaminó al carro de los licores para servirse otro trago.

Noto sus manos diferentes. Su cuerpo era diferente.

Dejó la botella de Whiskey en su sitio y se encaminó a los grandes ventanales.

En cierta medida se sentía dentro de un sueño, pero todo era real. Y lo confirmó en el momento en que sintió un golpe en el estómago que le quitó el aire cuando estuvo frente al vidrio y vio su reflejo en él.

Su corazón se aceleró.

Su reflejo.

¿Quién era ese hombre en el reflejo? ¿Y por qué lo veía como si fuera él?

Quiso alejarse, pero no pudo. Sus movimientos, aunque los sentía y pareciera que fueran suyos, eran dominados por él.

No podía observar más allá de aquello que aquel hombre estaba observando en ese momento. Y en ese momento se estaba observando directo a los ojos.

Le permitió contemplar y detallar al menos un poco más su rostro.

Era atractivo. Cabello negro como la noche y los ojos igualmente negros. Tenía una mirada fuerte y las facciones de su cara acentuaban ese aire.

Permaneció viendo sus ojos más tiempo y sintió, como ya se había vuelto costumbre, que ya lo conocía.

Jamás lo había visto antes, pero sentía que lo conocía de hace demasiado tiempo y una sensación inquietante se apoderó de su mente.

Bebió lo que quedaba de su trago y se sentó frente a su escritorio.

Abrió una gaveta y sacó un folio.

Sintió en sus dedos lo áspero de esa carpeta mientras la abría.

Desplegó todas las hojas frente a él y leyó los datos que allí estaban. Parecía una partida de nacimiento y algunos estudios médicos.

En la carpeta había unas fotografías y las tomo para verlas. Parecía que las había visto muchas veces, pues estaban gastadas en los bordes.

Alguien tocó la puerta y él volvió la mirada hacia ella. La voz que salió de sus labios sonó gruesa y le generó un leve escalofrío.

Esa no era su voz.

Un hombre joven vestido de un traje elegante había entrado y entregado otro folio.

— Nos han informado que la tienen Sr.— dijo aquel hombre joven.

— ¿Está en buen estado? — pregunto otra vez aquella voz que le era ajena en esos momentos pues no era la suya.

— Si Sr. la están preparando un poco más para usted — respondió sereno el joven.

En ese momento un destello de dolor se apoderó de su mente. Cerró los ojos con fuerza y sintió como una fuerza la arrancaba de ese cuerpo.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2022 ⏰

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