【 PRÓLOGO 】

441 44 10
                                    

La cárcel fue construida para llevar a todos los condenados a muerte.

A este centro de reclusión llevaban a los más peligrosos delincuentes del país: Asesinos, terroristas, abusadores de niños, pedófilos, asesinos, caníbales y otros a los que reciben la denominación de maníacos.

Todos son de extrema peligrosidad.

Hellevator está ubicada en una Isla, al estar sobre las aguas del océano se convirtió en una prisión a prueba de fugas. Aquellos que intentaron escapar, en su mayoría terminaron ahogados.

Ningún recluso ha podido escapar con éxito de esta prisión.

Lee Minho, recluso condenado a muerte que está siendo ahora mismo trasladado a la Isla Hellevator, no deja de enfocarse en pensar en como puede escapar de allí.

Los policías y hasta el Jefe de seguridad estaban en desacuerdo con la llegada de Minho.

De todos los prisioneros, es el más peligroso, temible y estratégico. Siempre ha tenido el poder, tanto en los prisioneros como en los mismos encargados de la prisión.

Por dónde caminaba, recibía reverencias, accionan inconscientemente, pues todos saben que Minho entró muchas veces a prisión, por eso es muy reconocido.

El que ahora entre a Hellevator fue a causa de su extensa e casi interminable lista de delitos que se iban incrementando cada vez que entraba a distintas cárceles, y ninguno de esos lugares fueron construidos para este mismo propósito, todos llegan a la cárcel por algo, pero ninguno merecía morir por toparse con su poder y furia. No hubo otra opción. Tenían que condenarlo a muerte.

Minho llegó a la prisión junto a cuatro reclusos más, uno por uno iban bajando del helicóptero con sus manos esposadas detrás de sus espaldas, el viento sopló en sus rostros debido al retiro del helicóptero.

Empezaron a caminar por la gastada arena uno detrás del otro en fila, guiados por los oficiales que los habían estado esperando.

Abrieron la puerta de entrada dejando pasar a los cinco nuevos reclusos que tomaban camino hacia un pequeño cuarto, dónde les daban una breve bienvenida irónica y les explicaban las reglas y el funcionamiento de la prisión.

Un hombre de estatura mediana los esperaba con una sonrisa ladina, tronó sus dedos y su cuello al presenciar sus llegadas después de haber esperado unos treinta minutos.

Una vez que entraron, los reclusos se posicionaron en la línea amarilla, quedando todos de forma recta y un pequeño espacio entre todos ellos, aún con sus manos encadenadas, el hombre abrió su boca para comenzar su "Discursito" de bienvenida a los nuevos.

—Los que llegan aquí tienen que adaptarse a pelear o morirán en el primer día.

Era la iconica frase que el policía Seo Changbin, Jefe de la cárcel y principal encargado de recibir a los nuevos reclusos, les advertía de primera con el mentón firme de superioridad.

—Mí nombre es Seo Changbin, principal en el cargo de todos ustedes, y de la cárcel misma —escupió de forma altanera—, deben saber las reglas más básicas, cómo nosotros no tenemos permitido amenazarlos, ustedes tampoco, sí se comete esta falta, habrá un severo castigo, sus vidas no depende de nosotros, dependen de ustedes mismos, una de las reglas más básicas es no intentar escapar, así que no intenten ninguna maniobra o pasarán directamente a confinamiento solitario, y sí se repite, una bala en la cabeza es lo que obtendrán.

Dijo, arrogante, paseando sus ojos en cada uno de ellos, tratando de descifrar si tenían miedo, hambre de poder o si demostraban arrepentimiento.

Miedo.

ᴄᴏɴᴅᴇɴᴀᴅᴏꜱ 【𝑴𝒊𝒏𝒔𝒖𝒏𝒈】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora