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Había pasado una semana desde lo ocurrido en la celda 143, donde habían estado presentes dos cuerpos y un acto que ninguno de los dos comentó o siquiera hicieron el amague de hablarlo durante ese tiempo.
Pero hubo un cambio también en esa semana, uno pequeño..
Se podría decir que la convivencia entre ambos ya no se basaría en "Querer matarse", eso es lo que habían acordado.
—¡Lee Minho te voy a matar! —una furiosa ardilla se hizo presente en el gimnasio.
—¡Oye sí no vas a ejercitarte no vengas a molestar, imbécil! —le gritó un condenado concentrado en sus mancuernas, sin saber de quién provenía esa voz.
Un condenado que estaba cerca de Minho lo había visto entrar, esbozó una sonrisa ladina.
—Ey Lee, tu puta te busca.
Minho ignoró ese comentario pero lo que no pudo ignorar es al pelinaranja quien ahora estaba agarrando una mancuerna del piso para pegarle al hombre que lo llamó imbécil. Negó con la cabeza acomodándose sus guantes de entrenamiento.
—¡H-Hijo de puta casi me rompes el brazo!
El condenado gemia del susto viendo a Jisung acercarse hacía Minho.
Han tragó duro, cuánto más se iba acercando al mayor, a la vez quería retroceder e irse, este estaba con su pecho totalmente descubierto mostrando así su trabajado cuerpo, sus apretados abdominales, todo tipo de tatuajes y ese goteo de sudor que caía de su frente haciendo que su flequillo gris esté mojado e impregnado en su piel, las venas estaban marcadas notoriamente, pues se había estado ejercitando por muchas horas.
Joder es que parecía que su cuerpo estaba repleto de aceite de lo brilloso que estaba debido al extenso sudor.
Minho lo observó de arriba a abajo sonriendo de lado, tomó unas mancuernas para seguir con sus ejercicios.
—¿Que se te perdió, Han? No te atrevas a interrumpir mí rutina.
Jisung colocó sus manos en su cintura exponiendo una sonrisa altanera.
—¿Que crees que no voy a matar al compañero de celda que me asignaste?
—No me interesa lo que hagas.
—Sabés que puedes ir a confinamiento solitario sí un policía te descubre, ¿No?
Minho suspiró.
—Joder que puto dolor de cabeza eres enano.
Jisung ahora se puso serio.
—Bueno parece que hoy vas a estar comenzando tu plan, te digo una cosa Lee, no me importa tu mierda de plan, pero no me involucres en tus tonterías.
Minho soltó las mancuernas al suelo como sí tratasen de bolsas y enfrentó al menor, este tuvo que elevar un poco su cabeza para mirarlo.
