AVE FENIX

Sombras

Despedirme de Laika, aceptar que su misión había terminado y decirle mirando esos ojos marrones que tanto recuerdo cuán agradecida estaba por la vida compartida con ella y todo el amor que me quedaba, no fue fácil. Aferrarme a ella me daba la cordura y despedirme de su alma fue un golpe increíblemente fuerte. Mis ojos cansados de tanto llorar me miraron frente al espejo y una vez más lo pensé. 

Irme de esta vida.

¿QUÉ SENTIDO TIENE VIVIR?

El corazón me dolía totalmente y continuar viviendo fue algo bastante pesado, aún así parecía que mi vida iba reconstruyéndose poco a poco de forma extraña a los dos meses de que Laika murió alguien más llegó a mi vida, y me recordó la alegría de la vida. Mamba era una doberman cachorra que un día llegó con mi hermana y desde que la vi fue algo diferente.

Después de fracasar en el éxamen para ser Docente decidí estudiar Psicología. Aún asustada por este nuevo comienzo no me rendí. Quería rehacer mi vida totalmente y estaba preparándome para ello aunque aveces los fantasmas no me dejasen dormir.

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-¿Que rayos te sucede Kore?-

-Quería darte un abrazo- sonreí acercándome cariñosamente a Manuel e intentando darle un beso

-Quítate, me da calor- me empujó brutalmente. "No tengo porque darme por vencida, llegaré hasta su corazón" me decía a mi misma e intenté abrazarlo tiernamente

-ENTIENDE QUE NO QUIERO KORE, ME DAS ASCO. POR DIOS MÍRATE, ¡ME AVERGÜENZAS ESTÚPIDA!- Sonreí para no echarme a llorar y me aparté intentando hablar de un tema que fuese de su interés, hasta que tuve una idea. Tomé su mano y la dirigí hacia mi pecho descendiendo lentamente; si esa era la única forma en la cual podría sentir su "amor" y "cariño" lo haría, porque estaba congelándome, estaba horriblemente desesperada por sentir ese calor. El respondió y bruscamente besó mis labios mordiéndome hasta sangrar pero lo toleré. Por él.

Apretó fuertemente mi brazo tanto que dolía. Pero lo soporté. Por el.

Tocó mi trasero con tanta violencia y mordía con tanta fuerza mi cuello que me asustaba. Pero una vez más lo soporté por el. 

Soporté ser humillada por Manuel frente a mis amigos, lo recordé llamándome puta para cualquier cosa, la forma en la que me perdí a mi misma subordinada a el. La forma en la que permití que me golpeara asi como dejé que insultara a mi familia, cada palabra, cada gesto de su asquerosa cara con estrabismo estaba grabada en mi rostro. La forma en la que sin piedad me arrodilló frente a el para sin tacto alguno generarme el mayor de mis miedos, el mayor de mis dolores. Para que sin pudor ni delicadeza me arrebatase lo último que tenia de dignidad y escucharlo burlarse de mi cuerpo asustado, por que si, eso le causaba un placer increíble. Que asco. 

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Desperté llorando y en mi mesita de noche tenia aquellas pastillas que se habían convertido en mis mejores amigas para descansar. 

Con el tiempo aprendí a poder controlar mi ataques repentinos cuando recordaba aquello y acaricie mis brazos, me quité el largo cabello de la cara.

- Estas a salvo, el ya no puede dañarte- me decía a mi misma y volvía a dormir por el efecto de mis pastillas

Al entrar a la universidad me creí fuerte para estudiar la carrera, sentía que mi corazón estaba listo después de tanta mierda para continuar con mi vida. Después de cada persona que me había traicionado, después de estar en el lodo me sentía fuerte para volver, para regresar a la vida, después de berrear en terapia sin siquiera poder pronunciar una palabra estaba lista para continuar con mi vida.

Y lo estaba. 

Porque la vida tiene formas muy peculiares de prepararnos para hacernos fuertes, aunque no eran las mejores circunstancias.