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Los días siguientes fueron extraños y silenciosos.

Había un aura de incomodidad aun más grande que toda la semana anterior.

—¿Qué ha pasado con Kang? —preguntó Thalia ya que la última semana no había siquiera mencionado una queja sobre él. Kai levantó los hombros como si no importara y observó los chicos que jugaban futbol en la cancha.

Kev estaba ahí al igual que Taehyun, y no supo hacia donde mirar cuando el chico corría tras el balón y tropezaba de vez en cuado con sus contrincantes.

Se sentía culpable, malo y demasiado molesto. Había analizado sus acciones y si bien estaba harto de las situaciones del muchacho, no podía tampoco tratarlo de esa forma, necesitaba ofrecerle una disculpa.

Kang esperó el bus afuera de la escuela junto a sus amigos, por otro lado, Kai estaba en una parada más adelante escuchando música y repasando para su examen de mañana.

Cuando el bus llegó a la parada, subió y pagó al conductor, dándose cuenta que un lindo chico de cabello lacio estaba sentado en el fondo junto a la ventana.

Era ahora o nunca, pensó, y caminó hasta las sillas atrás de Taehyun para sentarse.

Taehyun —se inclinó hacia adelante y susurró su nombre, pero él poseía audífonos que lo ayudaban a ignorarlo. Acercó la mano a su hombro y el chico volteó, no tenía de otra —Tienes razón, Taehyun, soy insoportable y mis acciones son pésimas cuando se trata de ti.

—Nunca dije eso.

—Pero yo sé que es verdad, me he preocupado tanto por odiarte que ni siquiera medí mis palabras la última vez. Fueron hirientes.

—Demasiado...

—Lo siento —agachó su cabeza y observó sus manos. —¿Qué puedo hacer para que no sigas molesto conmigo?

—No hay que hacer nada Hueningkai, quería ser tu amigo pero veo que no es lo que tú quieres—mantuvo su cabeza en frente por un segundo, pero volvió a verlo de reojo — ¿Sabes? Había algo en mí que se sentía diferente contigo, un sentimiento extraño, una sensación de hogar a pesar de que no hemos hablado durante tanto tiempo. No hay nadie como tú ni como yo aquí y siempre pensé que por eso mismo podríamos entendernos...

Kai asintió con su cabeza y comparó eso que decía Taehyun con lo que había pensado durante toda su vida. Esa necesidad de encajar en un lugar más allá de lo que la propia definición de esa palabra pudiera significar. Era algo mas profundo y difícil de identificar, pero que Taehyun poseía. A lo mejor eran las circunstancias similares, la genética que provenía del mismo lugar geográfico o el propio idioma que hablaban entre ellos como si implicara complicidad. Había algo en su esencia, en su personalidad, una cosa que trascendía mas allá de todo y le hacía sentir una calidez característica de un hogar.

Al final de todo, lo que sentía Taehyun por Hueningkai era lo mismo de forma inversa.

Kai susurró nuevamente el nombre del trigueño, respirando profundo el aire seco de verano y se decidió a preguntar.

—¿Aun quieres ser mi amigo? —compartió miradas con Kang por varios segundos y esa fue la primera vez que no se apartaban tan rápido, había algo en sus ojos que lo conmovia y lo alejaban de esa dureza con la que se escondía.

—Ya no estoy seguro de eso...

Asintió, no se iba a quejar por algo que era su culpa y nunca deseó.

O eso pensó hasta que comenzó a hacerle falta.

Si bien era molesto que Kang corrigiera sus errores en clases y pasara por su pupitre ofreciendo ayuda, de repente le hacía falta. Era un vacío extraño que se acumulaba en su pecho cuando ni siquiera intercambiaban palabras.

Tal vez dejó de odiar a Taehyun y se fijó en observarlo sin motivo de quejas, deseando que lo mirara de la misma forma que los pájaros revolotear entre las ramas y los niños jugar en el patio, porque a Taehyun le gustaba sentarse en la ventana, para distraerse cuando no entendía la clase...

Era bueno en los deportes, aunque no hiciera parte de un equipo oficial. Pensó que sería por gusto, hasta que la señora Kang visitó su casa y escuchó que entrenaba todas las noches taekwondo en el antiguo local donde enseñaba su padre.

¿Sería muy cansado para él?

Estudiar, hacer tareas, entrenar... pero a veces solía ir por las calles solitarias, prácticando trucos en su patineta mientras su celular lo grababa.

Le gustaba también subirlo a sus redes sociales. Compartía fotos de su idol favorito, de los videojuegos que lo consumian y de la vez que viajó a San Francisco.

A Taehyun le gustaban tantas cosas y entre aquella capa de logros que lo hacía resaltar, había alguien aun más hermoso y dedicado que solo tenía ganas de disfrutar cada momento.

El segundo gran conflicto de Kai después de su necesidad de pertener a un lugar, eran sus verdaderos sentimientos por Taehyun.

Tenía esa manía de observarlo todas las clases y de revisar su instagram con cierta frecuencia.

Le gustaban sus ojos, el color de su piel, y descubrió que su nariz y dientes también eran bastante bonitos.

Le gustaba su porte, su masculinidad, las camisetas holgadas y los pantalones cortos, los movimientos suaves de sus manos cuando trataba con algo delicado.

Tal vez le gustaba un poco... lo suficiente como para escribirle  una carta con la intención de liberar sus sentimientos y que estos desaparecieran.

Esperó siete minutos después del timbre en el baño de la escuela y se dirigió a los casilleros del quinto piso, al 553 para ser específico, ese que tenía letras en marcador ilegibles "Terry". Luego de las mil veces que estuvo pensando si era o no el casillero de Taehyun, aunque esas letras grafiteras decoraran la pequeña puerta. Finalmente se atrevió a meter la carta, felicitandose a sí mismo por su valentía.

—¿Kai?

El nombrado saltó cuando la voz que más temía escuchar en ese momento se hizo presente, y giró con miedo, observando como el portador se acercaba.

—¿Por qué no estas en clase?

—Estaba en el baño ¡Nos vemos luego! Adiós.

Se despidió rápido y aunque Taehyun se le hizo raro, se dirigió a su casillero, buscando el libro de biología que había olvidado.

Justo cuando lo sacó observó un pequeño papel que tenía escrito su nombre  y se tomó el tiempo para leerlo, no dejando de pensar en Kai cuando lo hizo.

Encajar lI TyunningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora