A

200 33 1
                                    

—Hyuka, podrías preparar alguna pieza en piano para tocar en la celebración —propuso su madre.

El nombrado tenía las manos terriblemente frías y tragaba duro al solo pensar en visitar la familia Kang.

En el vecindario en que vivían más de la mitad de las familias eran inmigrantes o descendientes de diferentes culturas, lo que significaba que habían otras familias originarias de Corea: los Choi y los Kang. Acostumbraban a celebrar juntos algunas fechas especiales o simplemente reunirse para sentirse más en casa con sus tradiciones. En esta ocasión, los Kang celebrarían los cien días del nuevo miembro de su familia, y claramente ellos debían asistir.

Si recordaba con parsimonia, Kai y Kang Taehyun habían intercambiado palabras en aquellas reuniones, más específicamente cuando eran niños o preadolescentes, pero a este punto era extraño pensar en la sola interacción con la persona que odiaba.

De todas formas el evento era para celebrar la vida de un bebé, no el cumpleaños de Kang Taehyun.

Le propuso algunas piezas que ya conocía a su madre, decidiendo finalmente un par de canciones populares y emotivas que seguro les alegraría como regalo.

A partir de ese día preparó en sus tiempos libres cada canción con cuidado, poniendo en disposición su talento para tan importante fecha.

A Kai le gustaba estar en la sala de música luego de almorzar o las veces que simplemente el profesor no llegaba. Era un lugar tranquilo cuando no había otra persona prácticando, pues podía darse tiempo parar sí y perderse entre las notas del teclado.

Ese día martes cuando terminó su receso, al abrir la puerta se encontró con un chico más bajo que estaba a punto de entrar, de no ser porque Kai lo hizo primero.

—Perdón —se disculpó cuando casi chocan y se limitó a mirarlo con aquellos enormes ojos, esperando una respuesta.

Kai siguió derecho.

No obstante, a la par que caminaba se sentía más nervioso, su corazón estaba acelerado por haberlo visto tan cerca, pero no por ello debía flaquear por la mirada dulzona de Kang.

—Maldita sea, Kai, qué te pasa.

Fue el primero en llegar al salón así que aprovechó su tiempo estudiando para matemáticas mientras el profesor llegaba. Otro par de compañeros se sentaron en sus puestos cuando sonó el timbre, seguidos por Kang que al igual que ellos se dirigió al suyo, sospechosamente sin apartar sus ojos de Kai, como si intentara explicarse algo a sí mismo.

El de tez blanca le restó importancia —aunque su respiración parecía haber cambiado drasticamente— y siguió con su mente "concentrada" en el cuaderno cuadriculado.

En esta ocasión verían un tema nuevo, así que la mitad de la clase fue observar la profesora usar una fórmula y la otra mitad se dedicaron a resolver ejercicios.
Se tomó el atrevimiento de salir al tablero para intentar solucionar uno de ellos y así obtener puntos de participación. Lo bueno es que todos estaban muy concentrados trabajando el mismo ejercicio o eso creyó.

—Te faltó un signo, por eso no te quiere funcionar —dijo Kang, como si su mirada hubiese permanecido en sus acciones por mucho tiempo.

Kai lo maldijo en su mente pero no le respondió nada, solo le dio un pequeño repaso a lo que hacía para identificar dónde estaba el error.

—En el siete antes de la división.

¿Por qué no se calla?

—Sí, ya lo vi —se limitó a responder entre dientes, y modificó sus operaciones desde ese punto hasta llegar a la respuesta correcta.

La profesora lo felicitó por atreverse a salir en frente y le dijo que todo estaba bien, solo que tuviera muy presente el revisar los signos y la operación en sí para no equivocarse.

Volvió a su asiento sin siquiera corresponder la mirada del castaño. Parecía enojado y no le importaba, era mejor si no quería que le dirigiera palabra alguna.

◇◇◇


Como si la vida estuviera en su contra, la semana pasó demasiado lenta, y las breves miradas de Kang parecían ser constantes. Hubo una que otra ocasión en la que le corregía sus errores en voz alta, cosas pequeñas, que ni siquiera comprendía porqué se tomaba el tiempo de recalcarlas.

—Se dice espléndido, pronuncia la tilde—Kai rompió la pequeña esquina del papel que leía en voz alta, intentando respirar con calma.

Continuó leyendo con dificultad, parecía que las palabras se acumulaban en su mente en desorden y eso lo hacía leer con mayor velocidad para librarse de aquel ejercicio.

—Te saltaste una coma.

Kang, tú deberías ser el último que me corrige —Kai no era tonto, sabría que si decía eso en el idioma en que todos hablaban lo mirarían raro, por lo que optó por hablar en su idioma natal.

Kang se heló cuando Kai le habló con esa pizca de furia, y se disculpó pasito, volviendo la mirada a su papel con un poco de vergüenza.

—Kang, ¿qué te dijo Kai?

La profesora decidió intervenir en aquel pequeño "conflicto" que no entendía, y Kang solo negó, haciendo que la profesora insistiera.

—HueningKai ¿qué le dijiste?

—Nada.

—Los mandaré a dirección si no me dicen qué pasó.

—No nos puede mandar a dirección si no hay un conducto regular, es lo último que se debería hacer en un conflicto, y en este caso, no hay conflicto —se defendió.

Kang asintió, diciéndole a la profesora que no era nada malo.

Pero no contó con que ahora todos sus compañeros parecían estar en contra de Kai.

A partir de ese pequeño acontecimiento sus compañeros cuchicheaban a su alrededor, era molesto, frustante, y a su vez lo hacía sentir fuera de lugar.

Sabía que era algo temporal que duraría dos a cuatro días máximo, pero sentirse señalado por eso aumentaba su odio hacia el castaño.

—Es que ¡Es un niño mimado! —se quejó cuando vio a Thalia.

—¿Que le dijiste?

—Le dije que debería ser el último que me corrige. Estoy cansado, Thalia, no sé que bicho se le metió en la cabeza a ese tipo para corregirme todo lo que hago, para eso está la profesora. —bufó, poniendo con cierta fuerza su botella de agua en la mesa —Y ahora esos inútiles me odian por algo que ni siquiera entendieron, solo porque Kang hizo cara de niño llorón.

—Bueno, es verdad, ese chico te ha estado corrigiendo demasiado y no entiendo por qué no lo han regañado. —dijo Kev, quien fue testigo de toda la situación.

—Lo esta haciendo a propósito para que te odien —dijo Thalia completamente decidida —No debes dejarte Kai, deberías hablarle y preguntarle de una vez qué le pasa.

—No... no pienso dirigirle palabra alguna.

—Igual lo debes hacer ¿no es hoy que vas a su casa? —insistió Thalia.

—Maldita sea...

—¿Y si le dices a su mamá para que lo castigue? —se burló Kev, haciendo que Kai golpeara su hombro.

—Ahg, basta, había olvidado eso.

Para su tortura, si, ese era el día en que debía ir a la casa de Kang.

Encajar lI TyunningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora