Capítulo XIII

64 3 2
                                    

Un recuerdo, de hace tiempo...

-¡Lee, basta! -Pedía entre enojada y un ataque de risa.

-Deja de ignorarme -Dijo recostándose completamente sobre mí, impidiendo que pudiera seguir con mi diseño.

Estaba en la sala del departamento de Lee, con todos mis proyectos de la universidad y del taller de pintura esparcidos en el piso, había decidido pasar el fin de semana junto a él con la promesa de que me ayudaría con algunos bocetos, pero hasta el momento, solo ha estado molestando.

-Quítate, no puedo pintar si estás encima -Dije apoyando mis codos en el suelo, empujándolo un poco. Me encontraba acostada sobre la alfombra junto al sofá tratando de bosquejar algo.

-¿Por qué me estás ignorando? ¿Ya no me amas? -Dijo suavemente llegando hasta mis oídos y abrazándome completamente.

-Te amo, pero prometiste que ibas a ayudarme -Reclamé, dejándome aplastar por el peso de su cuerpo a mi espalda.

-Mmm... -Dijo apoyando un brazo junto al mío y tomando el pincel de mi mano, desde aquella extraña posición, hizo el boceto de la bahía que trataba de hacer hace un par de horas, trazando suavemente las líneas a mano alzada sin siquiera temblar, era admirable -Te he hecho lo principal, solo necesitas pintarlo -Su voz calmada hacía que me tranquilizara -Ahora, ven aquí.

Se abrazó nuevamente a mí girándose y comenzando a acariciar mi cintura.

-¡Lee, para! -Pedía entre risas, sabía que tenía cosquillas y se aprovechaba de eso.

Comenzamos a forcejear, pero obviamente, en una lucha contra él era imposible que saliera victoriosa. Con ambas manos sujetas sobre mi cabeza, tenía a un Lee sonriente doblegándome con todo el peso de su cuerpo.

Era imposible negar lo hermoso que se veía sonriendo, el castaño rojizo de sus cabellos le daban un aire más atractivo al Lee peliblanco que había conocido la primera vez, hacía honor a "Beautiful" pues se vía simplemente... hermoso. Me observó con su mirada tranquila, y pude apreciar su característico parpadeo desigual, aquel pequeño gesto que lo volvía tan terriblemente tierno, acercó sus labios suavemente dejando un beso travieso en los míos.

-Eres muy suave -Susurró quedamente -Y hueles muy bien -Había perdido el pudor en poco más de seis meses que llevábamos juntos.

-No podré terminar mi trabajo si sigues así de caprichoso -Le dije sonriendo, aprovechando que aflojó su agarre, deslicé mis manos por sus brazos abrazándolo del cuello.

-Es tu culpa por ser tan linda -Sonrió -Me has vuelto caprichoso -Dijo mirándome a los ojos y dejando pequeños besos en mi rostro, peligrosamente cariñoso.

-¿Me perdonas? -Pedí entre risas, no había forma de que pudiera ganarle una batalla.

-Sólo si dices que me amas -Sonreía como un niño que acababa de cumplir un capricho.

-¿Y tú? -Pregunté acercándolo más a mí, la tarea de la universidad había perdido importancia.

-Sabes que sí -Contestó al instante mostrando una de sus más brillantes sonrisas -Cruzaría océanos por ti -Su voz se había vuelto un susurro, sus labios estaban a solo centímetros de acariciar los míos.

-Si fueras a cruzar océanos, lo harías para ver a tus amadas ballenas -Contraataqué sonriente, respondiendo a sus besos.

-Cierto -Admitió en una sonrisa tímida achinando sus ojos y haciendo un lindo pucherito con la nariz -Pero sí cruzaría océanos por ti ¿Tú cruzarías océanos por mí? -Preguntó tratando de parecer serio.

En tus brazosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora