CIUDAD DE PERDIDOS Y PELIGROS.

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Las gotas de agua cayendo del cielo constantemente golpeaban la ventana.

Rumi se relajo sobre la mesa y levanto la cabeza para mirar el paisaje exterior.

Comenzo a llover.

La luna dorada, que estaba allí antes, estaba cubierta por nubes gruesas y pesadas, y un aguacero cayo. Las personas en el exterior trataban de buscar refugio, y pronto, las calles quedaron vacías.

Dentro de la sede de reuniones de la comisión de seguridad pública, Rumi, quien experimentaba este y ese tipo angustia, casi molestia aparto su mirada y parecía querer dejar de poner atención. Al escuchar los continuos sonidos de la lluvia, miro fijamente fuera de la ventana.

»Uggggh... ¿Esto cuenta como horas extras? Odio la lluvia intensa. Tengo mucha mala suerte, hah...

A su lado, un emplumado hombre giro su mirada y poso su pierna encima de la otra mientras miraba al exterior.

―Solo debe ser una lluvia pasajera, se debe detener para cuando nos vayamos ―dijo este.

El colega de Rumi se acerco a la mesa dejando de lado la ventana. Toda esa mesa de madera estaba llena con una enorme cantidad de papeles. Ella suspiro casi con exasperación mientras seguía viendo como la lluvia aumentaba en intensidad.

Actualmente eran las 9 en punto de la noche. Dentro de la oficina de reuniones, casi en el centro del edificio. Rumi, la mujer de tez morena quien estaba vestida aun con su traje luchaba afanosamente contra el tiempo extra. A su lado, Hawks llevaba una expresión como si estuviera arrinconado mientras trataba con los documentos.

―¿No deberías de estar haciendo esto tu? ―pregunto él.

―Tu eres la mascota de la comisión, hazlo tuyo ―respondió con sorna.

―Huhg... eso duele, ¿Sabes? ―mascullo―. Pero sinceramente... Agh, olvídalo, ya lo hago yo.

Miruko miro de reojo a su amigo y con un nuevo suspiro dijo que era suficiente y se apoyo sobre la mesa con sus codos.

―Actualmente estamos ocupados gestionando el periodo del tema de las agencias, pero realmente esperaba que el jefe fuera comprensivo con nosotros en este lado

―Es tu culpa por aceptar este trabajo con la comisión. Ellos de verdad huelen mal.

―Lo dices como si...

Miruko lo vio por encima del hombro.

―¿Huh?

―...Escuche que tengo que firmar estos documentos y entregarte esto a ti. Resumí un poco del protocolo que llevare a cabo pero, ¿De verdad tengo que detallar tanto? ―cuestiono con voz agria.

―Estas tratando con quien durante los últimos diez años a dado de que hablar. ¡Laughing boy! Es claro que tienes que llevar a cabo un exorbitante trabajo para poder sacarlo de la ciudad.

―No es un prófugo, es un niño.

―Uno que tiene en su lista un total de 34 asesinatos y dos que a día de hoy se dice que tuvo que ver. Aunque estos últimos dos, honestamente la culpa se le heredo a una persona externa de la cual parece estar desaparecida.

―Eso a mi que, ¿Uh? Tampoco es como que haya dicho que si.

―Pero no dijiste que no como el resto de nosotros.

―¿Nosotros? ―inquirió con desconcierto.

―¡Claro? ¿Crees que yo soy apto para entrenar a alguien así? ―expuso mientras sobreponía un papel encima de otro―. Además, a quien imito fue a ti querida Miruko.

Decay:KING OF VILLAINSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora