SOSTEN TU CORAZON.

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Todoroki Shoto, heredero de un poder temido y venerado. Su lado derecho, frío como la muerte misma, capaz de generar enormes cantidades de hielo que pueden detener cualquier cosa en su camino. Su lado izquierdo, el legado de su padre, un poder que arde con la intensidad del sol mismo.

Sin embargo, ese fuego, tan temido como lo es su hielo, ha sido sellado dentro de su propio cuerpo, encerrado en una jaula de voluntad propia. Un fuego que representa más que solo calor... representa dolor, frustración y las cicatrices de una familia rota. Por años, Shoto rechazó esa parte de sí mismo.

Pero ahora, en este campo de batalla, esa jaula ha sido destruida.

El fuego se levantaba como un monstruo liberado, rugiendo hacia el cielo. Las llamas danzaban en todas direcciones, envolviendo a Todoroki en un halo ardiente que lo hacía parecer invencible, desatado. La cortina de calor era tan intensa que Bakugou, desde su posición, sentía cómo le quemaba la piel a pesar de la distancia.

Bakugou, con los ojos entrecerrados para protegerse del resplandor, apretó los dientes. Las explosiones de su propio quirk apenas lograban disipar el calor sofocante, y la rabia comenzaba a hervir en su interior. A pesar de eso, había algo más profundo que lo inquietaba... un recuerdo que se arrastraba desde el fondo de su mente. "Ese maldito fuego..." pensó.

La última vez que había visto ese fuego fue en el ataque al USJ. Shoto había usado su fuego, por solo un segundo, para salvar a sus compañeros. Pero incluso entonces, se notaba el rechazo, la furia contenida en ese poder que él mismo se negaba a liberar. Y Bakugou, nunca pensó que lo vería de nuevo. "Ese tipo odia tanto su lado izquierdo que lo tiene sellado. Pensé que había decidido no usarlo nunca más..."

Pero ahí estaba, frente a él, ese fuego desatado. Bakugou no podía dejar de observar, sorprendido y, de alguna forma, inquieto. "¡¿Qué demonios te pasa, Todoroki?! ¿Qué hiciste?" Los pensamientos de Bakugou giraban como un torbellino mientras recordaba aquel incidente en el USJ.

Bakugou observaba cómo las llamas se elevaban cada vez más, sintiendo una mezcla de sorpresa.

Momo estaba paralizada, su cuerpo aún temblaba por el frío que había sentido hace apenas unos segundos. El hielo que la recubría comenzaba a derretirse rápidamente, pero en lugar de alivio, el frío helado fue reemplazado por un calor abrasador que comenzaba a consumir todo a su alrededor. El cambio era brutal. Lo que antes le había congelado hasta los huesos ahora le quemaba la piel.

"Midoriya-san..." fue lo único que logró pensar. Su mente estaba completamente enfocada en él. Miraba alrededor, tratando de encontrar su figura entre el caos, pero todo lo que veía era el cuerpo de Shoto, envuelto en un fuego que parecía fuera de control. Las llamas lo rodeaban como una bestia desatada, cegando todo lo que estaba a su alrededor.

La figura de Izuku había desaparecido.

Momo trató de llamarlo, de gritar su nombre. "¡Midoriya-san!" quiso decir, pero el sonido nunca salió de su garganta. El calor era tan intenso que el aire se volvía más pesado con cada segundo, y Momo se dio cuenta de que no había suficiente oxígeno. Sus labios estaban secos, y su garganta, ardiente y agrietada, le impedía emitir sonido alguno.

Estaba demasiado cerca del fuego.

Con cada paso, el calor aumentaba. Apenas lograba mantenerse de pie, tambaleándose mientras el ardor comenzaba a sobrecogerla. Su cuerpo no podía soportarlo más. "Midoriya-san... ¿dónde estás?" pensaba con desesperación. Su mente giraba entre el miedo y la necesidad de encontrarlo. Sabía que no podía seguir ahí, el fuego era insoportable, así que empezó a retroceder, intentando alejarse del calor asfixiante.

Decay:KING OF VILLAINSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora