Blake
Su boca era una tentación insana, su aroma un embrujo seductor.
Todo mi ser me exigía besarla, quise hacerlo desde que nuestro primer encuentro y yo no era un hombre que se quedaba con las ganas, no obstante, no la forzaría, mucho menos le robaría un beso, eso la asustaría y yo necesitaba que Bailey cayera en mis manos sin ningún tipo de presión.
Me convertiría en su aliado, sería su pase de salida a esa vida que llevaba, sería la escapatoria a sus problemas mientras la follaba en mi cama.
Bailey era vulnerable, sumisa ante Aarón, pero con un carácter que logró sacarme de mis casillas, a mí nadie me replicaba, lo que yo ordenaba se hacía sin cuestionar. Pensé que callaría ante mis provocaciones, no que saldría corriendo dejándome como un idiota con la palabra en la boca. Me había equivocado y aquí estábamos: a centímetros de unir nuestras bocas.
—¿A dónde me lleva? —Gesticuló nerviosa.
—A tu casa, ¿o prefieres ir a la mía? —Inquirí desprovisto.
—No.
Pronto sacaré un sí de tu apetecible boca, Bailey.
—No, ¿qué? —Empujé su paciencia. Frunció los labios y apartó la cara.
—No quiero ir a su casa —finalizó.
Relamí mis labios y despacio retrocedí. Me puse detrás del volante otra vez y conduje a una velocidad baja, dilataba el momento para separarme de ella mientras rememoraba lo sucedido en la empresa, el reconocimiento que tuve, la impresión que esto causó en mí, tanta que por un lapso de tiempo decidí echar abajo mi venganza. Sin embargo, el recuerdo de mis padres y la forma tan vil en que los asesinaron, me hizo recapacitar para continuar sin dar mi brazo a torcer.
Bailey era a quien estuve esperando desde niño, lastimosamente llegó demasiado tarde a mi vida. Estaba podrido por dentro, hundido y envenenado por la venganza y el rencor, sediento de cumplir mi objetivo a como diera lugar, incluso si eso significaba utilizar a la rubia que yacía a mi lado.
De pronto, el silencio fue roto por el sonido de su móvil, se hizo de él, pero antes de que pudiera responderlo se lo arrebaté de las manos en un gesto grosero y atrevido. Bastaba ver el miedo en sus ojos para asegurar que se trataba de Aarón y bien, no lo quería atormentándola más, al menos evitaría que la jodiera lo menos posible.
—¿¡Qué le sucede!? —Exclamó furiosa ante mi falta de respeto.
—¿Sí?
—¿Evans?
—¿Qué quieres, Aarón? —Espeté sin delicadezas. Lo que él pensara me daba lo mismo.
—¿Estás con Bailey?
—Tal parece, por algo tengo su móvil —mascullé irónico—, se sintió mal y la llevaré a su casa, tu demora no nos dejó opción, parece ser que había una larga fila en el baño, ¿no?
—Así es —carraspeó—. Bien, los veo allá.
Terminé la llamada sin darle una respuesta y le devolví el teléfono ante su furibunda mirada.
—No tenía ningún jodido derecho de tomar mi móvil —reclamó enojada. Suspiré.
No es lo único que voy a tomar de ti, Bailey.
—Ahora usas malas palabras —señalé burlesco.
—Puedo hablar como se me venga en gana —replicó—, idiota —añadió por lo bajo, pretendía que no la escuchara, pero lo hice.
ESTÁS LEYENDO
Por tu amor ©
General FictionLIBRO II Tu pasado en ocasiones te puede salvar. Bailey es un claro ejemplo de ello, porque cuando aquel hombre irrumpe en su vida dispuesto a destruirla, los recuerdos emergen y el cariño que se mantuvo dormido despierta. Bastó verla para saber...