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Lucerys no era su sobrino favorito, todos los días se peleaban y en una de esas tontas peleas perdió un ojo. Lo detestaba con su vida, quería verlo desaparecer y lo único que conseguía con su mal humor era que el pequeño niño de mami lo fastidiara más. Se reía en su cara, no le tenía miedo.

Todos huían de él, su mal humor se había vuelto legendario, pero Lucerys era el único que se atrevía hablarle de frente o por mensaje con el solo propósito de arruinarle el día. Lógicamente siempre contestaba porque deseaba tener la ultima palabra, lastimosamente Lucerys opinaba lo mismo y sus conversaciones en diferentes aplicaciones eran infinitas.

El subía una foto con su gato, Lucerys subía otra con dos gatos. Aparecía un personaje animado o una caricatura con parche, el tonto de su sobrino la volvía su nueva foto de contacto y le enviaba audios riéndose del parecido ¿podía ser mas descarado? No tenia un ojo por su culpa. Se había inscripto a su mismo gimnasio y cuando salía a correr en la mañana, Lucerys estaba allí con toda la energía del mundo. Se veían en la universidad, le traía café con su nombre mal escrito en la copa de papel y luego lo obligaba a llevarlo a comer pasta como si fuera su jodido niñero.

Todos los días era lo mismo, se había entrometido tanto en su rutina que lo primero al despertar era contestarle algún tonto mensaje. Sin embargo, esa mañana no había nada. Ni siquiera se encontraba el chat ¿lo había eliminado por accidente? Tenia una muy buena memoria, pero a veces se ocupaba tanto en sus clases de historia y filosofía que perdía el sentido de la realidad.

Decidió no prestarles atención a sus recuerdos borrosos y continuo con su día sin un mensaje, llamada o audio de Lucerys. La paz llenaba su día, fue capaz de correr escuchando música, sus clases pasaron con calma, nadie le regaló café con un tonto dibujo de serpiente, escogió donde deseaba comer y el regreso a casa fue con música clásica. No había extrañado ni un poco la presencia ruidosa y risas burlonas de su sobrino.

En la noche decidió llamarlo solo por curiosidad, pero no encontró el contacto en su teléfono. Tampoco encontró ninguna de sus redes sociales, no existía rastro de su Lucerys y un peso en el pecho lo obligó a conducir hasta la casa de su hermana. Probablemente era una broma de mal gusto, por lo tanto, iba a descubrir sus artimañas y mostrarle lo inútil que era en sus intentos de molestarlo.

Nada lo preparó para ser tratado como un demente al preguntar por Lucerys, creyó que era una broma de mal gusto, pero todos parecían muy serios y realmente preocupados por su salud mental. Nadie recordaba a Lucerys, había completamente desaparecido sin dejar rastro ¿Era posible? Sonaba completamente improbable, como algo salido de una película de suspenso o terror que a veces veía con Lucerys.

No durmió buscando algo que lo delatara o le diera información, pero cada minuto se volvía peor. Lucerys había desaparecido de las fotos de su álbum familiar, incluso de la de niños como si nunca hubiera nacido. Decidió buscar en los registros de la universidad y tampoco se encontraba allí, decidió llamar a sus amigos de mala forma y todos decían lo mismo "¿Lucerys? No, no lo conozco ¿Cómo conseguiste mi número?"

—Esto no es real —

Cerro los ojos y tras una larga ducha decidió acostarse, seguramente era uno de aquellos sueños que parecían reales, pero solo eran un juego mental. Había pasado antes, no de forma tan seguida como a su hermana, pero no era algo desconocido. Simplemente debía despertar, normalmente sucedía cuando se dormía.

Al abrir sus ojos todo volvería a la normalidad, se levantaría agotado y viviría todo el día de nuevo con Lucerys corriendo a su lado. A veces lo haría tropezar apropósito para verlo rodar en el césped, se burlaría de sus piernas cortas y lo dejaría atrás solo para verlo completamente sin aire con sus mejillas super rojas.

—Duerme...—

Cerro los ojos con fuerza, pero no lograba descansar ¿Qué sucedería si no era un suenno? ¿y si el sueño era Lucerys? Todos los recuerdos pudieron ser una fantasía. Su mano viajó a la cicatriz en su rostro, eso no era una fantasía. El dolor había sido real y tenia las consecuencias marcadas de por vida. Soltó un largo suspiro y decidió tomar unas pastillas para dormir, lo había echo antes y siempre funcionaba.

En treinta minutos cualquier rastro de energía desapareció. Su respiración era tranquila, finalmente se había dormido, todo a su alrededor había desaparecido y a lo lejos podía escuchar a Lucerys ¿en que idioma estaba hablando? ¿latín? ¿ruso? La voz fue desapareciendo a lo lejos como si su sobrino estuviera ahogándose en el mar.

You are my fantasyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora