EL DÍA DESPUÉS DEL DÍA DE LA UNIDAD... |{TOH Au.}|

008 | Entre las grietas

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[ ...
Un corazón joven busca la grandeza.
Una pequeña bruja siempre mira hacia arriba al cielo infinito.
Buscan que su potencial atrapado en sus venas los impulse hasta sus sueños.
Aquellos con talento podía aspirar a ser destacados por El Titán.
Aquellos que no lo poseían se esconden en su vergüenza.
¿Qué harías por estás islas?
¿Qué sacrificarías por el imperio?
¿Por el prójimo?
Tu hogar.
Tu cuerpo.
Tu familia.
Tus amigos.
Tu tiempo.
Tu mente.
No pierdas la cabeza.
Estás muy cerca.
No puedes dar la vuelta ahora.
Has llegado demasiado lejos.
No eches a perder todo ese tiempo.
Cuida hasta la muerte todos tus nuevos tesoros... ]

◇

Es muy difícil para Darius permanecer en el castillo. No sólo por el dolor mental que es recorrer pasillos rebosantes de cuerpos de sus conocidos. Que era física y mentalmente desgastante. Pero algo mucho peor se esconde bajo el peso muerto. La peste. El aire contaminado comienza a surgir desde la carne en descomposición. Una nube enfermiza y pestilente cubre toda la fortaleza desde sus cimientos como un perfume de muerte. La enfermedad se arrincona en cada habitación, rincón, pasadizo secreto y dormitorio. No hay manera de escapar de la misma. Los mareos son recurrentes y las nauseas llegan todas las mañanas.

Darius debió equipar y prepararse para pelear con este enemigo invisible. Buscando en los vestuarios encontró varios uniformes de los guardias, muchos de ellos preparados para está situación. Especialmente necesitaba la máscara, encontró una muy particular que parecía equipada para los gases de minas y algunos demonios. Fue increiblemente útil. También debía proteger la comida que había guardada en el almacén. Intento mantenerlas seguras de la peste guardando y aislando lo más que pudiese las heladeras. Por suerte también tenía comida enlatada. Sinceramente le parecía asquerosa y digna para un perro de la calle. Pero al menos sobrevivirá cualquier catástrofe.

Con su estilo de supervivencia recorría punta por punta el castillo. Acompañado por el pequeño pájaro rojo buscaban materiales y información para reparar el portal. Tener un objetivo era bueno. Ya que a pesar de que tenía demasiado tiempo para pensar y intentar dar sentido a todo lo que ocurría; podía distraerse, Jugar a ser el explorador, encontrar una razón para seguir moviéndose. El principal enfoque estaba en el estudio y cuarto del emperador. En el estudio encontraron muchísimos papeles, pero nada más haya de la organización de un reino. Nada que hablase de sus extraños experimentos o información sobre el portal. En su cuarto descubrieron una escalera oculta.

Era evidente que ahí encontrarían la verdadera cara de Belos. Llegaron a un gran laboratorio secreto. Dentro de las paredes de hueso se escondían gigantescas estanterías repletas de libros de todas las épocas. La mayoría lucían como diarios de tapa forrada en cuero. Los visitantes indeseados también se encontraron con una gran camilla de hospital en el centro de la habitación iluminada por varios reflectores; a los costados se veía  varias mesas de trabajo cargadas de herramientas, troncos y órganos conservados dentro de heladeras; hasta el fondo se hallaba una  fosa en un cuadrado relleno de tierra, de la cual escapaban algunos caños y tubos.  Darius camino intentando de tocar lo menos posible hacía un escritorio. Lo único que quería de este lugar era la información para reparar el portal. Nada más que eso.

Todo lo contrario era el pequeño pajarito, que no dejaba de dibujar círculos a lo largo de la situación. Se paraba sobre cada objeto y acercaba su pequeña cabecita para admirar cara detalle. El batir de sus alas irritaba los oídos del hombre. Sentía que cualquier mal paso desataría algún tipo de mal. Como si el escenario estuviese maldito. Pero aprieta los dientes y se niega a negarle su derecho a la curiosidad. Porque su paranoia no tenía nada que ver con los deseos del palisman de recuperar a su amo.