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The First Baby

Jisung sentía una pequeña angustia crecer en su corazón. Había acudido a un psicólogo -a escondidas de sus amigos- para poder saber que era lo que le ocurría.

Muchas veces, su lengua se traba al hablar, o inclusive tenía problemas para formular palabras coherentes en su cabeza antes de intentar decirlas. Se había apegado demasiado a varios peluches que eran regalos de las adorables stays que se los daban con todo el amor del mundo.

Nada de lo que le pasaba podía darle sentido en su cabeza, para el, eran actitudes extrañas que no podía controlar.

Sin quererlo, había empezado a desear que sus compañeros le cargarán, le hablasen bonito o que inclusive le dieran una que otra muestra de afecto cariñosa. Pero al no poder expresarlo en voz alta, entraba en un estado de ansiedad que lo llevaba a morderse el pulgar con fuerza, dejándose el mismo completamente lastimado.

Todo eso había sido hablado en las pobres tres sesiones que había tenido con su psicólogo, quien siempre le escuchaba atentamente.

—Puede que estés entrando en un little space- miró confundido al psicólogo, quien leía atentamente las notas que había hecho sobre el menor—¿Has intentado con chupar tu dedo, en vez de morderlo? ¿Usar algún chupete?

Negó de forma lenta, aún sin entender lo que el mayor decía.

—¿Que es eso de "Little Space"?

—Es cuando, de forma inconsciente, vuelves a tener la mentalidad de un niño o un bebé, dependiendo de cada persona. Sólo buscas ser querido y tratado como un infante debido algún traumatismo generado ya sea en la infancia o adolescencia.

Jisung tembló ligeramente al escucharlo. Él no tenía ningún trauma, no lo suficiente como para querer ser un niño.

—Lo más seguro es que no lo recuerdas, pero tú subconsciente si, así que tu cerebro busca la forma de contrarrestar lo que te haya pasado.

Trago en seco al pensar seriamente en ello, tal vez si había pasado algo. Pero ahora no sabía que hacer, ¿Se empezaría a comportar como un crio? ¡Que pena! ¿Que dirían sus compañeros de grupo al saber aquello?

Oh, Dios, el era un Idol, alguien que difícilmente tiene la privacidad para esas cosas. No podía creer en su mala suerte.

—Tranquilo. Estarás bien, pero necesitas alguien que sea tu cuidador- vio al hombre rebuscar dentro de unos cajones, mientras que el mismo seguía pensando en la miseria que aquello le causaría si llegase a saberse—Todos los little tienen a alguien que es su cuidador. Con el tiempo tal vez tengas la confianza de encontrar a tu "Papi".

El mayor le estiró unas hojas que tomó de forma temblorosa, leyendo el enorme título de color azul brilloso, que de cierta forma le causó ganas de sonreír.

"Guía para Littles"

Soltó un suspiro suave antes de guardarlas.

—Toma mi número- enseguida recibió una tarjeta de presentación del mayor—Si tienes alguna angustia, o la persona que sea tu cuidador llega a tener alguna duda, no duden en llamarme.

Asintió sin decir nada, acomodó sus cosas y se despidió del mientras se retiraba a pasos calmados.

Nunca sintió el camino a la residencia tan largo como en ese momento.

¿Que iba a hacer? ¿Cómo iba a abordar aquello con sus compañeros? ¿Lo aceptarían? ¿Lo juzgarian?

Sin están plenamente conciente del camino, termino llegando al centro comercial.

Bueno, podía empezar con intentar con lo que le había dicho el psicólogo ¿No? Un chupete no le haría daño a nadie...

Se fijó que su cubrebocas, sus lentes y su peluca lo cubriesen bien antes de dirigirse directamente a la tienda de bebés más oculta que pudiese encontrar.