𒑟 ⠀ ㅤܹㅤ ⠀ Encerrados ...

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— Genial, lo que faltaba, estar aquíencerrada con un completo idiota

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— Genial, lo que faltaba, estar aquí
encerrada con un completo idiota. — Rindiéndose, se sentó en el suelo, abrazando sus rodillas mientras observaba a Nick con reproche, pues según la pelinegra, se habían quedado encerrados en el aula por su culpa.

Hizo caso omiso a las quejas del menor recostándose sobre el escritorio.

— Oye, te estoy hablando, como eres de ignorante, me caes mal.

— Pregúntame si me importa, niño, además no creo que sea mi culpa, los hijos de puta la atascaron por puro juego, nunca se cansan de molestar.  — Se alzó de hombros restándole importancia.

— Dios, ¿cómo puedes estar tan tranquilo? en unas horas va a anochecer, no tenemos comida, no hay cobertura, ni siquiera agua para beber, yo no quiero estar aquí. —Dejó escapar un par de lágrimas.

— Oye, oye, no llores, ¿sí? debemos mantener la calma, no hay nadie aquí.

Se acercó al pelinegro y se sentó frente a él, si algo odiaba, era verlo llorar, a pesar de no llevarse bien, en el fondo le tenía un gran cariño, y algo más.

Secó sus lágrimas con su pulgar, la atrajo a él mientras acariciaba su cabello, por su parte el chico se dejó llevar, escondiendo su cara en su pecho, era una escena en la que ambos se daban apoyo mutuo sin decir una palabra, algo que lo tranquilizó muchísimo. Nick lo tomó del mentón con delicadeza, haciendo que esta lo mirara.

— ¿Puedo? —  Preguntó relamiendo sus labios.

Él asintió lentamente, el rubio se acercó a sus labios y los besó con lentitud, explorando su cavidad bucal, Charlie rodeó su cuello con ambos brazos, apegando su cuerpo al ajeno. Se separaron por falta de oxígeno, sus ojos se encontraron, en ellos se reflejaba la lujuria misma, el silencio decía más que mil palabras, solo eran ellos dos dentro de su burbuja llena de sentimientos.

Un largo rato pasó y ninguno se atrevió a decir una sola palabra, no por temor o por vergüenza, simplemente estaban disfrutando del mágico momento.

Nick dejó un casto beso sobre sus labios y se separó, iba a decir algo pero en ese momento la puerta se abrió, dejando ver a un hombre, rápidamente se levantaron del suelo.

— ¿Qué hacen ustedes aquí?

— Unos chicos nos encerraron, tratamos de pedir ayuda pero no había nadie aquí, tampoco hay cobertura.  —  Respondió Nick tomando la mano del pelinegro, quien se encontraba a su costado sin decir una palabra.

— Mh, salgan de aquí y vayan directamente a sus casas, ya va a anochecer.

El hombre se echó a un lado, tomaron sus mochilas y salieron del aula, iban por los pasillos sin decir una palabra, ninguno se atrevía a romper el silencio, pero no era nada incómodo.

Al salir de la escuela ya estaba algo oscuro, el teléfono de Charlie sonó.

—  Oh, es mi mamá, ahora vuelvo.

Se alejó para tomar el teléfono y Nick se sentó en una de las bancas que habían allí, ni siquiera se molestaría en revisar su celular, sabía que nadie se preocupaba por él, sus padres trabajaban fuera del país, no tenían tiempo para escribirle, los veía una vez cada tres meses.

Pero por qué ellos deberían importarle a él si ellos no le hacían caso, sí, tenía muchos lujos, todo lo que él quería sus padres se lo daban, pero, ¿Y el amor? eso sin duda era lo más importante para él, pero nunca lo había sentido, hasta ahora.

Miró al chico, se encontraba a unos metros de él, charlaba alegremente por su celular, quizás hasta se haya olvidado de que Nick se encontraba ahí sentado, bufó.

El pelinegro se acercó a él luego de terminar.

— Era mi mamá, le avisé que no estaba solo y que llegaría en una horas, ahora muero de hambre. — Se sentó a su lado.

— ¿Quieres ir a comer algo? podríamos ir a un lugar de aquí cerca.

— Sí, sí, me parece bien.  — Asintió.

— Nick _

Caminábamos juntos hacia la cafetería más cercana, quedaba muy cerca de donde estábamos, el silencio se estaba volviendo un poco incómodo.

Ninguno había dicho nada respecto al beso, yo por vergüenza, tal vez él se sienta incómodo, sería mejor evadir el tema, quizá fue algo del momento nada más, debería de dejar de insistir por más que me guste, lo último que quiero es que se sienta asfixiado estando a mi lado, unos minutos después él rompió el silencio, haciéndome salir de mis pensamientos, me detuve para observarlo.

— Oye, Nick, perdón por haberte tratado mal allí dentro-

— No te preocupes, Charlie, estabas desesperado, lo entiendo, aunque yo también debería discul-

Fue muy repentino, él estampó sus labios contra los míos y rodeó sus brazos en mi cuello, yo estaba literalmente shokeado, más seguí el beso colocando mis brazos sobre su cintura, era un beso lento y lleno de sentimientos, sus labios encajaban perfectamente con los míos, íbamos al compás, como si de una danza se tratase, éramos él, yo y el viento, bajo un cielo estrellado.

One shots; Charlie y Nick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora