uno: tigre.

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Las ventanas de toda la casa estaban tapadas por bonitas cortinas a juego con diferentes decoraciones de la casa y parte de los muebles combinaban con los colores que predominaban, era agradable entrar en casa y observar la armoniosa imagen. Para TaeHyung, aquella casa era como un recuerdo vivo que constantemente le estaba recalcando lo bueno y lo malo de la vida, parecía querer gritarle que pudo ser un cachorro feliz y libre al lado de su madre y su padre, pudo tener un millón de anécdotas positivas y graciosas ocurridas en el interior de esa bonita casa. Si el destino fuese erróneo, TaeHyung pudo haber tenido una infancia feliz. Pero el destino nunca se equivoca y a cambio de una infancia dura le dio al mejor hermano de todos, colocó en su vida una imagen cercana que supo guiarle en todo lo que necesitaba.

La luna y el destino no juegan en el mismo bando, puede que sean jugadores que se odian y por eso crean personajes opuestos para un mismo individuo.

La luna le dio a SeokJin, el destino le dio a HyeSoon.

HyeSoon era su supuesta madre.

Siempre supo que no lo era, que biológicamente no había lazos sanguíneos que le obligaran a tratarlo como un hijo y que por más que lo ocultara, jamás había llegado a sentir algo por él cuando era pequeño, ni siquiera pena por la pérdida de ambos padres. El pequeño tigre llegó a su hogar cuando tenía cuatro años, tan pequeñito que apenas podía formular frases sin tartamudear y tan inocente que llegó a querer de verdad a la señora que le maltrataba.

En ese hogar infestado de odio conoció a SeokJin y éste sí que era hijo biológico de HyeSoon.

Cuando era pequeño empezó a tener problemas para hacer cosas cotidianas dentro y fuera de casa, no podía ver caricaturas por mucho tiempo como lo hacía Jin y tampoco podía salir a jugar porque olvidaba cómo regresar a casa. Al ser tan pequeño, no sabía que la frustración que sentía al no poder concentrarse era maligna. Simplemente fue creciendo con emociones rotas.

Cuando cumplió cinco años le llevaron al médico y después de una visita larga las cosas dentro de casa fueron empeorando únicamente para él y para su desdichada suerte, esa que le hace vacilar y caer sin aviso.

Ahora, la excusa de su madre frente a los demás para explicar los hematomas repartidos por su piel morenita era la misma.

"Es que se cayó de las escaleras, es que tiene TDAH"

TaeHyung llegó a asimilar el maltrato porque tenía TDAH.

Si tenía TDAH era lógico que su madre le corrigiese pegándole, si tenía TDAH significaba que era tan tonto que no podía hacer nada sin ayuda y por eso su madre le castigaba. Los castigos no hacían que dejase de tener una enfermedad, por más golpes que recibiese jamás dejaría de estar enfermo. Los vecinos siempre supieron que el TDAH de TaeHyung no era lo que causaba sus moretones pero nunca ayudaron al tigre pequeñito que lloraba en el porche de su casa asustado, nunca tendieron una mano a un inocente que sufría de ataques de pánico cuando veía a su madre desabrocharse el cinturón.

Tal vez ellos pensaban como ella, tal vez pensaron que el TDAH se podía curar de esa forma. Y TaeHyung nunca los llegó a odiar por no ayudarle, estaban en su derecho de apartar la mirada cuando le veían correr por las calles llorando.

SeokJin en cambio pensaba que su madre le trataba así por ser el hijo de su pareja pero no con ella, sino con un Omega con el que tenía una relación a escondidas. El hibrido que TaeHyung heredó no fue el de su padre Alfa, fue el de su padre Omega. Y para HyeSoon, ver sus orejitas erguidas sobre un cabello cristalino y rizado era como verse a sí misma siendo engañada y remplazada. El fruto de una infidelidad era el pequeño tigre de bengala que era feliz únicamente cuando se metía debajo de su cama.

tae's giggles | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora