dos: conejo.

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No era gracioso para JungKook levantarse en la madrugada para atender la puerta de su departamento, había tardado horas enteras en dormirse, horas en las que contó meticulosamente los segundos que pasaban y fue acumulando minutos hasta que las tres y cuarto de la mañana se marcaron en su reloj. Quince minutos más tarde escuchó en la oscuridad el timbre chirriante y escandaloso, rápidamente alguna parte de su subconsciente adjudicó el llamado a algún vecino únicamente para que él siguiera durmiendo.

Pero en los últimos días, no dominaba su subconsciente ni ninguna parte humana de él, ahora tenía más contacto con su parte lobuna y ésta le exigía salir del colchón para atender la puerta. El corazón le latía con fuerza y molestia, sofocado en su cavidad hasta que sus ojos enfocaron con dificultad el par de orejas grises juguetonas entre las hebras celestiales de TaeHyung, entonces los latidos danzaron suavemente y su respiración se calmó.

—¿Compartirías despacho conmigo otra vez? —Le dijo entre dientes y sus ojuelos esquivaron el contacto visual, vestía como todos los días de verano en los que quedaron. Con pantalones de tela de colores monótonos y grandes camisas que dejaba desabrochadas por la parte superior para demostrar que debajo llevaba una camiseta holgada.

Y la percepción de ambos era totalmente diferente.
Jeon vestía lo que él había denominado pijama y no era más que la ropa más antigua de su ropero convertida en trapos ligeros y hogareños, camisetas de hace un par de años y pantalones deportivos estirados.

—¿Ah? —adormecido murmuró un par de soniditos inaudibles y poco después quiso enfocar mejor a TaeHyung para ver si se había dado a entender que le sacó de un sueño donde le había costado entrar y que ahora sus neuronas aún no se habían enterado del estado despierto de su cuerpo.

—Han mandado un correo para acudir a una reunión del claustro, podemos pedir que nos pongan juntos... si quieres... claro... —Sus labios salieron un poco al hablar, como si lo dijese de esa forma para provocarle ese sentimiento de culpabilidad en el pecho.

De hecho no sabía cómo iría a reaccionar si Jeon refutaba su idea; si le decía que había pensado mejor las cosas en la última semana que no se vieron y que ya no quería seguir con el cortejo, si decidía cortejar a la profesora de matemáticas que posee el hibrido de pantera y que siempre busca sus ojuelos grises para hacerle sentir mal. TaeHyung había pensado mucho en eso, sus noches se volvieron horas laborales para ingeniar aquellos pensamientos y ciertamente empezaba a odiar la situación.

—Si decides otra cosa... —Dijo entre dientes y parte de su tristeza se vio al caer su cola detrás de él, así como las flácidas orejas se menearon hasta estar dobladas sobre sus hebras grises— Está bien, intentaré convencer a JiMin para que comparta despacho conmigo y—

—TaeHyungnie... —Susurró y atrajo al pequeño tigre tirando suavemente de su brazo, metiéndolo en casa y acomodándolo entre sus brazos— No hables de eso ahora... —Le dijo dándole suaves apretones, talló su mejilla contra el cabello enmarañado y dejó salir un corto suspiro tristón— ¿Por qué te preocupa eso?

El peligris no supo responder automáticamente, se replanteó irse a su casa e ignorar al Alfa unos cuantos días más, hacer como si esa situación jamás hubiese ocurrido, aunque su mente siempre se las ingenie y acabe por recordarle de todas maneras esos momentos distorsionados.

Abrió su boca, se pegó mucho más al cuerpo fornido que le apresaba, buscó su aroma y tan pronto llegó comenzó a sollozar. JungKook es su media luna, no puede buscar otra pareja, ¿cierto?

—¿Podría dormir hoy en tu casa? —Fueron las últimas palabras de TaeHyung antes de ser arrastrado a la habitación principal.

Recuerda que fue dejado en el colchón con cuidado, esos labios finos y húmedos fueron recorriendo parte de su rostro haciéndole cosquillas y levantando oleadas de vergüenza, manchando de carmín sus mejillas y orejas. Risitas suaves y lindas se escucharon en el cuarto antes de que JungKook se atreviese a dejar sus labios sobre los de TaeHyung, deteniendo sus pequeñas carcajadas.

tae's giggles | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora