cuatro: oso.

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—Me mudaré. —TaeHyung le dijo tras apartar su taza ya vacía y con restos de espuma en los bordes de cerámica, aún sentía el sabor de la leche en su boca al decir aquello y hacía que fuese amargo— JungKook me ha pedido que me quede con él y eso haré.

La imagen de la mujer sentada a unos metros de él no era algo distinto a lo que había pensado que sería, TaeHyung había ideado un sinfín de escenarios similares a ese desde que le dio vueltas a la propuesta efímera de Jeon, pero aún así tenía el miedo naciendo y muriendo en su pecho, los nervios le toqueteaban por doquier y en un instante estaría llorando si ella seguía mostrándose tan... indiferente.

—Bien... —Murmuró y atrapó su taza de café entre sus dedos algo arrugados, la subió un poco y antes de pegar el borde a sus labios volvió a musitar suavemente: Si quieres regresar, la puerta estará abierta... —Sus ojos negros y sin vida se posaron sobre los suyos y detalló la amenaza puesta en ellos— Únicamente si vienes solo, si sales embarazado no serás bienvenido.

El alma de TaeHyung se estabilizó en su cuerpo por un par de segundos, aliviado. Es decir, tenía un apoyo de emergencia y eso era bueno. Aunque a decir verdad, el joven tigre pensó en sus palabras a la hora de tomar un pan del centro de la mesa. ¿Llegaría a tener hijos con JungKook? En toda su vida había pensado que la llegada de cachorritos por su parte era algo imposible, no solo por el hecho de que su corazón estuviera resquebrajado y que la posibilidad de conocer a alguien que le amase de verdad era sumamente intangible, sino porque la responsabilidad de ser padre le superaba en cualquier ámbito existente. De hecho le daba miedo.

—Puedes invitar a tu pareja un día de estos, me gustaría conocerle. —Habló la mayor y una suave sonrisa se pintó en sus labios pomposos.

Y el Omega le devolvió la sonrisa al asentir.

Unos minutos después TaeHyung subió a su habitación con su pan a medio masticar y un zumo de manzana en el bolsillo del pijama, debía adelantar algo de su trabajo ese domingo y aprovechando que era de mañana lo haría rápido. Al subir las escaleras volvió a pensar el tema de los cachorros. Era como si una parte de él quisiese seguir escarbando en esas ideas, llegar a una conclusión o incluso hablarlo con JungKook. Podía ser a causa de su condición, sobre pensar las cosas hasta llegar a obsesionarse con algo. Entonces se sentó al borde de la cama con un feo presentimiento en el pecho. Puede que le guste la idea, pero normalmente ocurría así. Si algo le llamaba la atención, buscaba todo lo necesario para hacerlo y tenía un pico de motivación extrema por un par de días, la cosa empezaba a decaer sin saberlo hasta que simplemente dejaba de parecerle entretenido y lo abandonaba sin más.

¿Y si le pasaba algo similar con un embarazo?
¿Y si se convencía a sí mismo de la idea y al cabo de los meses se arrepentía?

—TaeHyungnie —SeokJin le llamó desde la habitación de enfrente antes de que lograse llegar a su puerta, estaba en medio del cuarto con una caja mediana abierta— ¿Necesitas ayuda para la mudanza?

—Pensaba ir pasando las cosas poco a poco, aún no sé cómo será vivir con JungKook... —Murmuró con un puchero adentrándose en la habitación de su hermano, observó curioso lo que guardaba en la caja y rápidamente se plantó a su lado— ¿qué es?

SeokJin sonrió algo tímido y descubrió varios álbumes de fotos que guardaba hacía mucho tiempo, las tapas de plástico habían perdido la intensidad del color y ahora lucían algo opacas y desgastadas. Los nombres de las gemelas estaban escritos en diferentes libros de fotos y SeokJin le entregó primero el de NamSoul. Era de color morado y decorado con demasiadas pegatinas de hello kitty y unas cuantas de pocoyó, las series que más solían ver cuando ella y su hermana eran más pequeñas, de tamaño mediano portaba fotografías que databan desde el día de su primera ecografía hasta que cumplió siete, cuando renovaron el álbum y empezaron uno nuevo.

tae's giggles | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora