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Zipp se sintió mareada.

Ella era perfectamente consciente de que algún día su madre dejaría la corona y le cedería a ella el trono, ya que ella era la heredera. No le daba mucha importancia, porque ella creía que se convertiría en reina una vez se hubiera casado, o mejor aún, cuando se sintiera completamente lista para hacerse cargo de Altos de Céfiro.

Y todavía no estaba lista, o ella no se sentía lista, al menos. Ella creía que aún faltaban muchas preguntas respecto a su identidad que debía responder, muchas aventuras que vivir e incluso muchos misterios pendientes, como el del mensaje de Twilight Sparkle.

Pero ahora, su propia madre le acaba de informar que ya es tiempo de que se convierta en la Reina de Altos de Céfiro.

- ... P-Perdona... c-creo que escuché mal... - habló Zipp después de un rato en silencio - ¿D-Dijiste que es tiempo de que me d-des el trono?

Haven solo asintió lentamente con una mirada angustiada, causando que Zipp entrara en pánico mientras comenzaba a hiperventilar. Su respiración se agitó fuertemente, y sintió el mundo a su alrededor desaparecer de golpe. El día que más temía que llegaría había llegado al fin, y ella no se sentía lista, estaba segura de que no lo estaba.

Zipp escuchaba voces llamando su nombre, probablemente su madre o su hermana, o incluso Izzy, pero su audición se acortaba mientras tenía un ataque de pánico. Su respiración se agitaba cada vez más y más, y su mareo también se incrementó. Zipp intentaba pensar con claridad, pero no podía: era hora de ser reina, y ella no estaba lista.

Lo siguiente que Zipp supo es que su cabeza chocó contra algo fuerte y áspero, cerró sus ojos, y después ya no había nada más que oscuridad.

Varias Horas Después...

Zipp no podía ver nada, pero podía escuchar algo. El qué aún no era claro, pero le alegraba saber que no había muerto, al menos no por ahora.

Recordaba muy poco de lo que pasó antes de llegar allí. Solo podía hacer memoria en el hecho de que su mamá la convocó hasta Altos de Céfiro para decirle algo urgente. No recordaba qué le había dicho, pero sabía que, fuese lo que fuese, es la causa de su desmayo. Si es que se había desmayado, claro está.

En eso, sintió como recobraba sus sentidos cuando poco a poco vio una luz. Y no solo eso, su sentido auditivo comenzaba a mejorar, y podía escuchar un poco más claro qué era aquel sonido de antes.

Gritos. No, no solo eso. Insultos también. No eran insultos potentes, pero eran hirientes de todas formas.

No reconoció las voces hasta que logró abrir los ojos por completo. Su vista se fijó en una lámpara que tenía sobre ella, y al fin pudo deducir quienes se estaban gritando en insultando entre sí: su mamá y su hermana.

¿Por qué peleaban? ¿Acaso era porque Zipp se desmayó de pronto? ¿Era por la causa que le hizo desmayarse? Una parte de ella le decía que era eso último, pero por algún motivo, no lo creía.

Una vez que logró levantarse, notó que estaba en su habitación, recostada sobre su cama, con Zoom vigilando la puerta de la habitación.

- ¿Z-Zoom? - llamó Zipp, aún sintiéndose algo mareada

Las orejas de Zoom se levantaron en señal de alerta, y se sorprendió de ver a Zipp despierta. Sin decir nada, salió de la habitación y cerró la puerta, dejando a Zipp algo confundida.

La pegaso blanco se sentó en el borde de su cama y trató de hacer memoria: ¿cómo es que acabó en su cama? Era claro que se desmayó, ¿pero por qué?

My Little Pony: La Venganza de los PetrificadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora