THE FIRE BRETAYAL |ᴀᴇᴍᴏɴᴅ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ✓

𝐕𝐞𝐥𝐚𝐫𝐲𝐨𝐧 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝

"𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞 𝐕𝐞𝐥𝐚𝐫𝐲𝐨𝐧"

Alaenys se unió a sus hijos, hermanos y padres para cenar, sonriendo mientras tenía a todos en una habitación. Por la mañana todo estaría tenso, y ella lo sabía, casi como si fuera su último momento de paz por un tiempo.

- ¿Estás bien? -  Rhaenyra le preguntó a su hija, ella le sonrió con tristeza, pues sabía que no era fácil para Alaenys estar embarazada, cerca de su término, y no poder estar con su esposo, su verdadero esposo. 

- Lo estoy -  dijo Alaenys, dejando escapar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo.              - Siento que algo va a pasar, como una tormenta que se aproxima y está a punto de arrasarlo todo. Una sensación de fatalidad tal vez -  dijo Alaenys.

- Qué pensamientos tan oscuros para una madre embarazada de su cuarto y tal vez quinto hijo -  Rhaenyra sonrió y Alaenys también sonrió, sosteniendo la mano de su madre . 

- No fue mi intención bajar tu estado de ánimo, madre, estoy tratando de sentirme más tranquila, te lo prometo - dijo, y su madre le besó las manos. 

- ¿Por qué no vas a descansar? Yo cuidaré de los niños, y tal vez tu esposo pueda tranquilizarte -  dijo Rhaenyra y Alaenys asintió.

Se puso de pie, excusándose, mientras besaba la parte superior de la cabeza de sus hijos. Regresó a su habitación y, en el camino, se le unió rápida y discretamente Aemond. 

- ¿Todo bien? - le preguntó, con las manos en la espalda mientras caminaba con ella, como su espada jurada, mientras ser Erryk cuidaría de los niños. 

- Una sensación de fatalidad se apodera de mí, Aemond, y me está asustando -  dijo y Aemond asintió.

- Pase lo que pase mañana, sé que estaré a tu lado, sin importar lo que digan -  dijo Aemond. 

- No puedes, sabes que no puedes -   dijo Alaenys, arruinaría toda su tapadera y probablemente no terminaría bien para ninguno de los dos. 

- A los Siete Infiernos con ellos -  dijo Aemond, deteniéndose justo ante la puerta de Alaenys. - Yo también he estado pensando, y una vez que tu madre sea Reina, ¿qué podrían hacernos? Enviaríamos a Aegon a Essos, él probablemente bebería hasta llegar a una tumba temprana, y viviríamos en Rocadragón, con nuestros hijos, hasta que ascendieras al trono —dijo Aemond, sosteniendo su mejilla. 

- Qué maravillosos sueños tienes, pero no disminuirán mis preocupaciones por ahora -  dijo Alaenys mientras entraba en su habitación, Aemond la seguía.

- ¿Qué piensas tú que sucederá? ¿Qué nos atraparán? ¿Qué podrían hacer? - preguntó Aemond, mirando a Alaenys. 

- No se trata de eso, parece que nuestro matrimonio no significará nada en comparación con lo que viene - dijo Alaenys.  - Todavía hay una batalla en los peldaños, ¿y si se vuelve más grande? ¿Y si eso es lo que he estado sintiendo? No he tenido sueños con dragones desde Viserra, pero ella había estado teniendo pesadillas hasta el punto de que no hablaba con nadie -  dijo mientras las lágrimas aparecían en su rostro. - No quiero que nuestra niña pase su vida atormentada por sueños que no puede detener o controlar, Aemond - dijo Alaenys, y el cuerpo de Aemond se relajó, comprendiendo finalmente de dónde procedían su miedo y su sensación de fatalidad. No era por lo que fuera a pasar, era por lo que les pasaría a sus hijos.

- Aenar, Jaehaera y Viserra estarán bien. Ellos son la sangre del Dragón, más que yo, y estarán bien. Te lo juro. Incluso nuestro nuevo pequeño -  dijo Aemond, tocándose el vientre. Se arrodilló, hasta quedar a la altura de su vientre. - Deja de preocupar a tu querida madre, por favor - dijo  mientras le daba un beso en el vientre. Él apoyó su frente contra él, sosteniendo su vientre desde un lado. Alaenys colocó sus propias manos sobre las de Aemond, mientras le sonreía. - Te protegeré, desde este día hasta el final de mis días. Te protegeré, lucharé por ti, incluso mataré por ti y por tus hermanos, así como por tu madre. Te lo prometo, sobre los dioses valyrios de antaño y mi único ojo bueno - dijo bromeando un poco, lo que afortunadamente hizo reír un poco a Alaenys.