REALEZA. Parte II.

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Aún estoy asimilando el lugar donde me encuentro. Estoy conmocionada con lo gigantesco que este sitio. Es magnífico. La chica que venía conmigo, Alex. Me ha propuesto un breve recorrido por las instalaciones. Jackson también nos acompañará.
  
— ¿Listos? —interroga ella.

Esperamos unos minutos a mi compañero.

— ¿Nerviosa? —me pregunta, mientras esperamos.

— ¿Por el recorrido o la misión?

—Lo segundo.

Suelto aire por mis labios.

—En realidad, sinceramente, sí. El destino de los caídos depende de esto —me sincero. He repetido demasiadas veces esas palabras. Quizá intento recordarme que fracasar no es una opción —, tú también lo estarías si estuvieras en mi lugar.

Pero necesito estar segura de mí misma para esto. Ni siquiera puedo pensar en olvidar o fallar en el plan de secuestro.

—Creo que si nuestro líder te ha elegido, es porque, ve muchas cosas que nadie ha visto.

Si le confesara que por otro lado debo buscar al espía dentro del clan susurro. Ya no me diría esas palabras. Cataldo confía en mí, por eso me escogió. La confianza aquí, vale más que el oro.

—O quizá llego el momento de participar, de luchar por mi destino y el de todos —concluyo.

Alex asiente, aunque quiere seguir conversándome, no puede. Jackson camina hacia nosotras.

—Estoy listo —añade con mucho entusiasmo.

La curiosidad parece ponerlo de buen humor. Es imposible no compararlo con Orit.

Alex nos conduce lejos de los vehículos. Tomamos un trayecto largo. Descendemos por unas escaleras, muy largas, parecen interminables.

—Hemos explorado todo el lugar. Nos llevó alrededor de un día en conocerlo por completo —añade Alex, mientras bajamos —. Hoy solo les mostraré los sitios que son más interesantes.

Las escaleras siguen hacia abajo. Pero nos detenemos y nos movemos en un piso. Alex se detiene.

—Aquí encontramos habitaciones, ciento de ellas —comenta. Con sus manos apunta hacia donde se encuentran.

Jackson se mueve primero, después lo sigo. Es un caminar un tanto molesto, ya que, esquivamos algunos desechos, como fierros pequeños.

—Los restos que ven el piso, son por las camas que habían —dice Alex, detrás de nosotros —, deben recordar que hace unos años, llegamos con algunas a nuestro hogar. Pues, la sacamos de aquí.

Proceso la información de Alex y recuerdo ese día, porque yo recibí una cama, la primera que he tenido y fue de este sitio. El cual me sorprende a cada paso, estoy completamente fascinada por lo enorme que es, también he analizado lo gruesas que son sus paredes. ¿Cuánto tiempo se tardarían en construirlo?

La maldición de los caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora