La casa de los espíritus

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       Tomó un desayuno liviano con Emily, ella debía estar a las 09:00 en un set de fotografía para la marca Fendi, quedaron de juntarse a almorzar en un pequeño y discreto restaurant. Su amiga vivía sola, con 19 años era todo un desafió, aunque se las había arreglado bastante bien, su departamento era pequeño, 2 habitaciones, muchos ventanales y luces, definitivamente cálido y bien decorado, grandes armarios en su habitación para guardar la gran colección de ropa, zapatos, carteras y accesorios.

Fabien le envio la dirección de Matt, iba de camino cuando le envia otro mensaje, diciendo que se había olvidado de las llaves por lo que tuvo que volver a su departamento, esto le dio tiempo de pasar a una librería que se encontraba en la esquina, por la hora estaba vacía, lo que agradeció, saludó a la persona de la caja y paseó por pasillos. Le gustaba mucho leer, en cualquiera de sus formatos, no había viajado con su kindle, así que decidió que un libro físico mientras volaba o Emily trabajaba seria buena opción. Encontró una pequeña sección llamada realismo mágico, jamás lo había oído pero varios libros llamaron su atención, se decidió por uno y paso por la caja, no sin antes agradecerle y sonreír a la persona antes de irse.

Toco el timbre y miró a su alrededor, se veía un barrio tranquilo, con casas adosadas en bloque de dos niveles, ladrillos por fuera, sin antejardin, la puerta color azul con bordes blancos daba directamente a la calle, esperaba que Fabien se apurara en abrir, se estaba congelando, era una chica de Australia, el cambio de temperatura la estaba afectando a pesar de su ropa y zapatos abrigados.

- Milly, entra, pareces un caminante blanco – Fabien se hizo a un lado para dejarla pasar con una sonrisa en la cara.

Ella entró con las manos en los bolsillos y hombros contraídos, dejó escapar un escalofrío, estaba pálida pero con las mejillas levemente rosadas por la caminata. Una vez dentro se dieron un pequeño abrazo y la ayudo a sacarse el abrigo. El interior de la casa estaba cálido, Fabien había encendido la calefacción, al recorrer con la vista observó un amplio living comedor, paredes blancas, tonos beige y azules, algunas plantas y muchos libros, un tocadiscos y varios vinilos. A la izquierda se divisaba una puerta, lo que supuso era la cocina de donde rápidamente salio trotando un peludo mediano café, lengua afuera y moviendo la cola, Milly se agachó para acariciarlo.

- Hey, Rufus – Milly sonreía y acariciaba la cabeza del perro. - Eres muy hermoso – Miró hacia arriba para hablarle a Fabien. - ¿Se porta bien? ¿Dónde duerme? -

- Tiene patio techado atrás, no es muy grande pero siempre sale a pasear por el vecindario – Respondió Fabien. - ¿Quieres tomar algo, un té?

- Si por fa, desayuné con Emily pero mi cuerpo necesita un poco de calor – Rió Milly y se levantó, siguió a Fabien hasta la cocina.

La cocina tenia puertas francesas que daban al patio techado, era amplia y también en tonos claros, mostradores de granito blanco y muebles azul oscuro los de abajo y blancos los aéreos. Parecía una cocina sacada de Hermanos a la obra (Property Brothers), sin duda Matt tenia buen gusto. Miro hacia abajo y ahí estaban los platos de Rufus y algunos juguetes, cogió un peluche en forma de dragón y lo tiró por la cocina, Rufus corrió y se lo llevó de vuelta.

- Este.. Fabien, recibí un mensaje de texto confirmando una hora con el psiquiatra, ¿cómo lo hiciste? - Milly le preguntó mientras Fabien preparaba té.

- ¿En serio?, que rápido, la verdad no fui yo, le comenté brevemente a Matt lo que ocurre y le pregunté si tenia algún contacto para mover más rápido la hora – Dijo levantando una mano hasta su nuca.

- Ahmm, ok – Trago saliva, quizás molesta por que Fabien se lo hubiese comentado a Matt, pero no realmente, que Matt se hubiese preocupado lo bastante durante su viaje como para conseguirle una cita al medico, la hizo sentir bien por algunos segundos. - Gracias. - Le sonrió

Como la vida mismaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora