Estaba seguro de que había sido a propósito y, por más que intentaba recordarlo, no había nada que él pensara que hubiese sido motivo suficiente para que le hiciera eso.
Tomó una de las rosas y negó destrozado.
Maldito niño mimado.
Tenía arreglo, pero sería tardado volver a ver su rosal tan resplandeciente como lo era antes.
- Vaya - dijeron tras de él - apenas un día y no logras mantener las manos quietas -
Se levantó de golpe y se giró al otro, sonriéndole brillante.
- ¡Hijo! - extendió ambos brazos, recibiendo al menor que se fundió contra él - mi muchacho - golpeó su espalda - ¿por qué no avisaste que vendrías? -
- Quería que fuera una sorpresa - dijo sobre su hombro - me quedaré unos días ¿eso está bien? -
- Por supuesto que sí - regañó - ni siquiera tienes que preguntar - se separó para mirarle por completo - te ves bien -
- También tú - rió - parece que te estuviste cuidando -
- No fui yo - admitió - me obligaron a hacerlo -
- Por cierto - frunció el ceño - ¿dónde está....? -
- ¡Mi amor! -
Apenas logró girar lo suficiente para recibirlo entre sus brazos.
El menor envolvió completamente sus extremidades alrededor de su cuerpo se aferró a él como si fuera a caer.
Jaehyun los empujó discretamente lejos de los rosales.
- Bebé - lloriqueó - te extrañé mucho - besó sus mejillas.
- Yo también, conejito - dejó un casto beso sobre sus labios - ¿cómo has estado? -
- Triste porque no estabas conmigo - hizo un puchero.
- Pues tu osito está aquí ahora, mi amor -
El mayor aclaró su garganta, incómodo.
- Supéralo, anciano. Nos besaremos toda la tarde - bramó Jaemin, soltando a su esposo.
- Veo que se llevan bien - bromeó Jeno, recogiendo su maleta del suelo - amor, no vas a creer lo qué pasó. Rompí repisa de la entrada y no he podido... -
- ¿Acabas de llagar y ya estás fastidiándolo? - enfrentó Jaehyun, negando molesto al ver la expresión irritada del menor - si rompes algo, lo arreglas tú -
Jaemin suspiró cansado, anticipando el trabajo que haría llegando a casa.
- Puedo hacerlo, señor -
- Pero no lo harás - sentenció.
- Está bien - se encogió de hombros - Jeno, dice tu padre que lo hagas por ti mismo -
- Pero - hizo un puchero - no sé hacerlo -
- Entonces aprende - palmeó su hombro - eso es lo que yo te enseñé -
Hacía un rato ya que ambos, padre e hijo, habían salido a revisar los detalles del rancho de los que habían estado hablando por horas, por lo que Jaemin pensó que sería bueno preparar algo rico para celebrar que estaban los tres juntos.
O que su Jeno estaba en casa.
Daba igual.
Salió a buscarlos para avisarles que la comida estaba lista cuando lo vio.
Jeno estaba arreando al ganado, montado en un hermoso caballo.
Traía un sombrero puesto y sí, se había quitado la camisa, quedando solamente en la camiseta interior.
El azabache bajó del corcel y tomó un gran costal de heno para cargarlo sobre su hombro, llevándolo consigo hasta el costado de una de las rejas, apilándolo sobre un montón más.
Su ceño fruncido y expresión cansada se desvaneció de su rostro, siendo reemplazado por una sonrisa cuando encontró a su esposo caminando hacia él.
- Hola, mi amor, ¿qué...? -
El castaño lo empujó hacia el bosque, a unos metros del llano, y lo apoyó en un árbol para besarlo con furia.
- Jaemin - respiró agitado - Jaemin... al diablo - maldijo antes de comenzar a mordisquear su cuello, intercambiando lugares con él.
Lo giró en un movimiento brusco y pegó su pecho a la corteza para bajar su pantalón hasta la altura de sus rodillas haciendo lo mismo con el propio.
Escupió en su mano para lubricar su falo y se enterró lentamente en él, haciéndole soltar y gemido ahogado.
- Mi amor - gruñó por lo bajo - en serio quería mantenerme a la raya -
- Eres tan caliente - respondió el otro con voz inestable - tan ardiente -
- ¿Quieres que me vuelva loco? - dio una fuerte estocada.
- Sí -
Sólo eso bastó para que el otro arremetiera contra él sin esperar mejor respuesta.
Lo había extrañado, y sabía que Jeno lo había extrañado a él.
Supuso que podrían esperar hasta volver a casa, pero Jungwoo tenía razón.
Había algo en esos hombres que podrían volverles incontrolables.
Estos dos no pierden el tiempo 😳
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Just the two of us
أدب الهواةLo primero que hizo, fue arruinar las rosas del jardín. Pero se lo merecía. Su estúpido suegro merecía todo lo que le pasara todo ese mes que pasarían varados juntos y en completa soledad. Se aseguraría de que sufriera tanto como él. Ninguno de lo...