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Esa misma noche los hermanos de otro planeta se dieron cuenta de que era mejor irse cuanto antes ya que sabían que algo pasaba en Metrópolis.
La ciudad del héroe más aclamado y amado por todos, la ciudad de Metrópolis estaba metido en algo oscuro que ni la misma Rachel podía entender.
Asterin estaba ansiosa, algo la inquietaba, tenía miedo de utilizar una de sus habilidades y al mismo tiempo toparse con algo malo en Metrópolis. La inteligencia artificial no quería por nada del mundo que abandonaran la nave, pero era inevitable que aquella inteligencia los detuviera.
—Asterin no quiere dejarnos ir. — se queja el mayor sentado en su recamara
—Al ser una extensión de la mente de la verdadera Asterin no se da cuenta que los Titans pueden estar en peligro ahora y si no hacemos algo ellos pueden morir. — habla la menor dando vueltas por toda habitación
— ¿Que aremos ahora? — le pregunta el castaño
La rubia pensaba cada vez que daba vueltas sus pensamientos se dirigían hacia Conner más que nada la visión fue borrosa pero lo que vio la dejo sin palabras y eso la ponía nerviosa.
Antes ella pensaba que los hermanos compartían poderes, pero eso era gracias a la manipulación de las auras que estaba oculto en ella.
Se detuvo, saco la tableta que tenía guardada y busco noticias de los chicos.
— ¿De dónde sacaste esto? — pregunta su hermano acercándose
—Un regalo de Bruce. — responde la hermana mientras leía las noticias
Lo que vio no, lo que leyó casi hizo que la tableta se le resbalara
— ¿Que pasa hermana? — viendo el estado de shock de la rubia y al leer lo también se queda en shock
Conner fue arrestado por haber matado a Lex Luthor.
***
—Asterin necesito que nos dejes ir a Metrópolis alguien incriminó a mi amigo Conner y necesito averiguar quien fue y sacarlo de la cárcel. — suplico la menor
—Ahmes, lo que me pides es imposible. Tus poderes se salieron de control y nos asegura que no volverá a pasar. — la rubia permaneció en silencio —tú y tu hermano tienen que quedarte aquí por su propio bien, los Titans tienen un líder y tú no tienes que intervenir en sus decisiones, no eres un Titan.
—Te equivocas, tal vez no sea un Titan, pero ellos me aceptaron y me perdonaron cuando yo los engañe y si yo decido ayudarlos no tienes por qué intervenir. — la rubia le dijo todo lo que tenía que decir, pero, aun así
