EL PRIMER GOLPE DE MUCHOS

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CAP 4

1 mes después:

Mikey y takemichi se volvían más unidos algo que al albino no le daba buena espina, pero no discutiría ya que no tenía derecho alguno, no eran pareja para reclamarle sobre sus celos. Haruchiyo también tenía sus amistades cercanas los hermanos haitani y muto su capitán, siempre que se sentía celoso o pasaba un mal rato causado por la cercanía de mikey y takemichi acudía a algunos de sus amigos.

Hoy era uno de esos días donde el rubio cenizo había cancelado su cita porque su querido amigo takemichi estaba enfermo y como "buen amigo" tenía que estar con él, haruchiyo solo opto por aceptar y no formar un escándalo así que salió de su casa a dirección del parque para poder tomar un respiro y no pensar en lo peor.

se sentó en una banca algo cansado de caminar, se estiro un poco, pero al momento sintió unos brazos alrededor de su cuello volteando a ver a la persona que interrumpía su tranquilidad.

- ¿Qué haces aquí rindou? Pensé que estarías en tus clases de gimnasia-. hablo el albino con una pequeña sonrisa y algo contento por la presencia de su mejor amigo.

-se cancelaron porque una chica se lesiono así que venia a distraerme-. El de mechas teñidas se sentó a un lado del albino para hacerle compañía.

- ¿y tú qué haces aquí? ¿No deberías de estar con el enano? -. hablo nuevamente el de lentes algo intrigado ya que últimamente su amigo mantenía con mikey más de lo usual.

-amm él está cuidando de takemichi, yo solo vine a desestresarme-. Haruchiyo hablo con pesadez y tristeza esto notado por rindou el cual lo abrazo.

-vamos por un helado de esos que tienen forma de gatito para que se te suba ese animo de mierda-. El más alto se levantó y extendió su mano para que el albino se levantara el cual acepto su ayuda.

Ambos se dirigieron a la heladería, pero rindou se adelanto para comprar los helados, una llamada invadió la espera de haruchiyo no iba a contestar, pero al ver de quien provenía simplemente suspiro y contesto.

-hola mikey-. en la otra línea se escuchaban risas exageradas y ruidosas algo que molesto un poco al albino cortando la llamada.

Sintió un suave beso en su mejilla y un frio en sus labios, soltó una risita al sentir el sabor de fresa recorrer en sus papilas gustativas tomando entre sus manos el helado.

-comételo antes de que se derrita-. El de mechas teñidas sonrió con gracia por la tierna desconcentración de su amigo.

-gracias rindou, amm me acompañas a mi casa claro si puedes-. El albino sintió un suave golpe en su brazo, pero solo rio al ver el rostro sonriente de su amigo.

-claro que te acompañare vámonos entonces-. El de lentes tomo de la mano al albino llevándolo a su casa. En el transcurso solo hubo risas y alguno que otro chisme también unos cuantos juegos bruscos y compras de dulces ya faltaba poco para llegar a la casa Akashi cuando una figura familiar de acerco a haruchiyo tomándolo del brazo, e ignorando la mirada amenazante del de mechas teñidas.

-haruchiyo por que no me contestaste? Te estuve llamando toda la tarde-. Mikey se encontraba enojado e irritado apretando cada vez mas el agarre aun escuchando los quejidos del albino-.

-manjiro esto hablémoslo dentro de mi casa-. No se pudo ni despedir de rindou cuando manjiro ya lo estaba jalando para que este abriera la puerta y así lo hizo, entraron a la casa con gritos y reclamos por parte del rubio cenizo sin importarle la presencia de senju en la sala.

- ¿Qué pasa Haru? -. la albina hablo algo asustada y curiosa por la pelea y comportamiento de mikey, pero solo recibió una mirada amenazante y lastimera de haruchiyo así que solo opto por subir a su cuarto, subía las escaleras faltando pocos escalones para llegar a su cuarto cuando escucho un golpe seco y un llanto después, bajando con rapidez nuevamente y encontrando a su hermano tirado en el suelo con sangre saliendo de su nariz y un muy enojado mikey.

-espero no volverte a ver con ese hijo de perra de haitani o te ira peor ya que eres solo mío-. el rubio cenizo Se dio vuelta y salió de la casa cerrando con un portazo dejando al albino tirado y sangrando.

Había cometido la primera falta.


Un amor toxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora