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Gotas cayendo sin vergüenza, bañando el suelo y las flores, parejas paseando cubriéndose con un paraguas, el cielo rompiéndose con destellos. Pero nada de eso importaba, sentía la lluvia sobre su cuerpo y como se mezclaba con las lágrimas que salían de sus ojos, intentaba dejar de llorar pero nada funcionaba, cada pareja que pasaba le recordaba a minutos antes cuando su pareja rompió cruelmente con la relación por la que tanto había luchado.

¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué?

Esa era su única pregunta, ¿por qué más que romper la relación, rompió su débil corazón? Cada palabra que le había dicho se reproducía como un tema por su cabeza, y se sentían como apuñaladas en su corazón.

"Hay que terminar, Porchay"
"Ya me aburres, no eres como antes"
"Encontré a alguien mejor, dispuesto a hacer todo por mi"
"Hace unos meses que somos pareja"
"Me das asco"

Oh dios, las lágrimas volvieron a salir.

¿Acaso todo lo que había hecho por el no contaba? ¿Las veces que tuvo que escaparse de su casa para ir a dónde él estaba, no contaban? ¿Todos los aniversarios y los regalos no contaban? ¿Los besos? ¿Abrazos? ¿Las noches que pasaban juntos? Había hecho tantas cosas por él que no llegaba a contarlas con sus dedos, y todo para nada.

Su primer beso ya no es un lindo recuerdo.
Su primera vez ahora se veía como una película de terror.
Las salidas y regalos parecían una pesadilla.
Cada cosa que recordaba, se convertía en cosas que odiaba.

Ya no quedaba nada, no más besos, abrazos, salidas, aniversarios, regalos, cumpleaños, fotos. Todo se había terminado.

👑

No se había percatado del tiempo y que la lluvia se había vuelto más pesada, tampoco se dio cuenta cuando un chico se sentó a su lado y le compartió de su paragua para q no se siga mojando.

-¿No te enfermaras si sigues aquí sentado?- El chico cortó el silencio y logro sacarlo de su trance, dirigiendo su mirada hacia su lado para poder mirar el perfil de quién estaba a su lado- Si me sigues mirando fijamente voy a pensar que te gusto.

Soltó un leve "pff" junto con una leve sonrisa y volvió a dirigir su mirada al piso mientras comenzaba a jugar con sus manos para eliminar el frío de estás: -No te miro porque me gustas.

—Jaja, lo sé, lindo— exclamó mientras apoyaba sus brazos en sus piernas y giraba su cabeza para ver al muchacho— Todavía no respondiste a mi pregunta

Solo bastó con verlo directo a los ojos para que las lágrimas vuelvan a salir de sus ojos. Se sentía tan patético al estar llorando frente a un extraño, pero su mente en ese momento no mandaba, sino su corazón.

—Perdí la noción del tiempo, pero termine con mi novio...— dejó de hablar cuando sentía q un nudo en la garganta se estaba formando. Echo su cabeza haca atrás y respiro hondo por un tiempo intentando calmarse y volvió a hablar— Creí que había dado todo de mi por esta relación, pero al parecer le aburrí y empezó a odiarme, incluso me confeso que estaba en pareja con alguien mas hace meses, cuando todavía seguía conmigo. 

—Yo... lo siento mucho.

—Está bien, no tienes q decir nada, fue entendible el por que lo hizo—soltó una leve risa y giro su cabeza para poder mirarlo.

No sabia bien porque, pero con mirarlo, una sensación de calidez atravesó todo su cuerpo y cualquier rastro de tristeza se desvaneció en ese momento. Tal vez porque vio como él seguía ahí, escuchándolo y acompañándolo sin siquiera conocerlo, protegiéndolo de la lluvia y brindándole su tiempo.
No se había detenido a ver su vestimenta, parcia que estaba yendo a algun lugar caro para tener una cita con alguien, también traía una bolsa decorada de lindos ositos, de la cual se escapaba un moño y algunos pétalos de distintos colores. Él definitivamente estaba yendo a una cita.

—Yo... no se si serán de tu agrado— le entregó el paragua al muchacho y tomaba una flor amarilla de la bolsa, poniéndola en las piernas del chico— Es la única flor que afortunadamente no se rompió al ser tirada al suelo. Te la regalo, espero que tampoco me la tires como lo hizo mi cita— lo apunto con el dedo como si lo estuviera amenazando.

Abrió los ojos con asombro y luego empezó a reírse por el leve puchero que había hecho su acompañante junto a su amenaza. Tomó la flor con cuidado de romperla, saco su celular y le tomo una foto, colocándola en un instante como fondo de pantalla. El chico a su lado solo se limitaba a sonreír mientras veía como las lagrimas del lindo chico ya no bajaban de sus ojos gracias a su regalo.

—Tengo que irme, pero te dejo el paragua para que no sigas mojándote. Adiós— Y así, sin poder despedirse, vio como aquel morocho iba alejándose de el rápidamente para no mojarse.

Sonrió mirando la flor en su mano y la guardo dentro de su mochila intentando de que nada la aplaste, se levanto del asiento y comenzó a caminar hacia su casa, olvidando que se sentía triste, intercambiando las lagrimas y horribles momentos, por una sonrisa y un morocho que lo hizo olvidarse de aquello. 

Flores amarillas | MACAUCHAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora