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-Sam

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-Sam... ¿Cómo es que estoy aquí? ¿Dónde estamos?- Miró el rostro del menor con total confusión, sus ojos tornados casi completamente en un tono celeste precioso.

-Los dioses Luzu... Ellos te trajeron de vuelta- Admiró con amor los brillantes ojos que tanto había amado en su vida anterior.

-¿Cómo?- Su semblante se notaba preocupado, la antigua faceta de hombre confiado había desaparecido casi por completo.

-Un reinicio- Sonrió levemente al ver la mueca confundida -Te explicaré, aquella misión que te encomendaron acabó con tu vida ¿Cierto? Bueno, a los dioses no les gustó perderte, por ello, destruyeron Karmaland por completo, para comenzar nuevamente-.

-¿Por qué? ¿Por qué llegar a tanto por mí? Soy un guerrero, soy desechable- La confusión era más que obvia en sus ojos, además del palpable miedo creciente en su corazón.

-Eres el favorito de los dioses, en sentido literal- Río suavemente el menor -Pensaron que no podía existir una Karmaland sin tí y... Miranos, aquí estamos-.

-Sam...- Se apegó rápidamente al cálido pecho ajeno, en busca de suaves caricias de su pareja de vida anterior -¿Soy alcalde?-

-Eres... Con un poquito de trampa, pero creo que es la trampa más blanca que alguien ha hecho en este pueblo- Acarició las mejillas del castaño, sonriendo plenamente.

-Mmm... ¿Vamos a escribir la solicitud del refugio para gatos? Quiero ir a esa dungeon- Agarró la mano del menor, y rápidamente fue en busca de pergaminos en dónde escribir su solicitud.

-¿Te he dicho que te amo?- Murmuró enamorado el moreno.

-No en esta vida-.

Pasaron horas y horas, en las cuales no abandonaron las mazmorras, terminaron con un gran botín y objetos extraños

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Pasaron horas y horas, en las cuales no abandonaron las mazmorras, terminaron con un gran botín y objetos extraños.

-Bueno Sam... Creo que es hora de que me vaya, tengo que ir a hablar con Rubius y no puedo posponerlo- Suspiró ligeramente cansado el castaño, la actitud infantil del híbrido de oso lo tenía con mucho estrés.

-Está bien Luzu, cuídate mucho, sabes que no confío en el oso- Acarició los cabellos del mayor con una dulce sonrisa -¿Qué te parece cenar juntos? He hecho un muy buen vino-.

Violeta & carmínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora