Prologue

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No sería capaz de rememorar el momento en el que me vi enamorado de Kim Mingyu. Como con gran parte de la gente, no lo presté mucha atención prefiriendo enfocarme al completo en mis estudios para agradar a mis padres. Con mi inmersión constante en los libros, junto a mi introversión, era obvio que no tendría muchos amigos, pero los acosadores evitaban fijarme como su blanco debido a la influencia de mis padres en la institución.

Íbamos en la misma clase desde que entramos en el instituto, pero interactuamos por primera vez al ser emparejados en el mismo grupo de trabajo en nuestro último año. Al principio no nos dirigimos la palabra, seguramente porque tendríamos una imagen negativa del contrario. Kim era un verdadero extrovertido, por lo que conocía al resto de integrantes del grupo, dejándome de lado en varias ocasiones, pero a mi poco me importaba, con tal de tener hecho el trabajo era suficiente para mi. Pero parecía que, después de un par de días, Kim había acumulado la suficiente pena por mi como para dirigirme la palabra.

- Jeon, ¿Podemos hablar?

Levanté el rostro molesto. Estaba acabando de hacer el reporte de clase, siendo ese el único momento del día en el que me permitía relajarme en la soledad de la clase, lejos del griterío de mis compañeros y del piano que residía en mi casa.

- Sí. ¿Pasa algo?

- Solo... quería hablar.

- Si es solo prefiero no hacerlo. Tengo que acabar esto para ir a clases particulares.

- ¿Aunque no quieras hacerlo?

Por primera vez desde el inicio de nuestra conversación, lo miré directamente a los ojos con curiosidad, topándome con la sonrisa que siempre portaba y que me irritaba tanto. Me recordaba demasiado a mis padres.

- Deja de hacer eso.

- ¿El qué?

- Sonreír de esa forma. ¿Cómo la gente no se da cuenta de que es falsa?

Se notaba que aquello le había pillado por sorpresa, pero en vez de enfadarlo y, como consecuencia, hacer que se fuera, se acabó sentando en el pupitre de delante. Derrotado, posé el bolígrafo en la mesa y esperé a que Kim continuara.

- ¿Cómo lo has-?

- No importa, qué querías decirme.

- Solo... Creo que está mal dejarte aislado en un trabajo de grupo. Tampoco te estoy pidiendo que seamos amigos, pero por lo menos que podamos hablar tranquilamente. Sinceramente, tú y yo somos los que tenemos las mejores notas en toda la clase, así que el resto seguramente dependerá de nosotros.

- ¿Es así como te refieres a tus amigos? ¿Como unos aprovechados?

- No son mis amigos, son ellos los que vienen y me hablan y tal. Son algo molestos y con el jaleo que montan siempre...

Por primera vez en mucho tiempo, dejé salir una leve risa, por lo que fue el turno de Kim de mostrar un gesto de sorpresa. Aquella interacción fue el detonante que ocasionó todo.

Como había predicho, el resto de miembros del grupo acudían reiteradamente a nosotros a cada paso que dábamos en el trabajo por lo que se me hacía bastante cansino y cada vez deseaba pasar más tiempo a solas escribiendo los reportes. Pero Kim, como muchas cosas a partir de ese momento, irrumpió en mis sesiones para hacerme compañía.

Al principio hablaba solo, yo no tenía mucho que responder a sus monólogos, pero poco a poco fuimos viendo que teníamos más cosas en común de lo que esperábamos. Desde el amor por los videojuegos hasta los snacks grasientos, con cada interacción íbamos encajando como dos piezas que pensaban que pertenecían a puzles diferentes. Aquello nos fue acercando hasta el punto de entrar en el terreno de la "amistad", aunque en nuestro día a día hiciéramos caso omiso uno del otro.

Again, my paradise Donde viven las historias. Descúbrelo ahora