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El inicio de nuestro trabajo en conjunto fue un caos debido a la falta de tiempo para prepararnos, además de que los métodos diferentes de trabajo chocaban constantemente. Para facilitar las cosas, se acordó que la sede utilizada sería el edificio principal de Mansae, ya que era lo suficientemente grande como para albergar a los nuevos trabajadores, pero sí se abría la posibilidad de ir hasta WORLD si fuera necesario. Esto se traducía en que Mingyu y yo íbamos a volver a compartir nuestro día a día.

Me encontraba sumido en la atenta lectura de una serie de documentos, mi mente tan enfocada que no logré captar el ding que emanó del ascensor siendo seguido de una serie de pasos que siguieron su camino hasta mi. Unos lustrosos zapatos entraron en mi campo de visión, pero estaba demasiado ocupado con el trabajo como para siquiera prestar atención a quien sabía que no se trataba de mi jefe – sus zapatos negros siempre teniendo su característica forma cuadrada – por lo que esperé a que el otro hablara primero. Pero no llegó ni una pregunta, ni una observación, ni siquiera una queja, sino que el hombre posó un iced americano en mi mesa. Y esa mano sí que pude reconocerla.

- ¿Te cojo en mal momento?

- No, solo quería dejar esto hecho lo antes posible. Tengo que revisar las acciones y las operaciones económicas de estos últimos cinco años para luego hacer un reporte explicando lo que hemos hecho bien, mal, y lo que podría ser mejor.

- ¿No deberías dejar que otros te ayuden? – Mingyu se giró y deslizó rápidamente sus ojos por la estancia – tienes a decenas de empleados mirándote con ojitos de cachorro ansiosos por ayudarte.

- Si tantas ganas de ayudar tienen será ¡porque no tienen nada que hacer!

Esto último lo dije bien en voz alta para que todos los presentes me escucharan, inmediatamente el agradable silencio siendo substituido por el sonido de teclas de ordenador y pasos. Cogí el café de mi mesa y pegué un par de sorbos a la pajita, sintiendo como el líquido acababa de despertar el resto de mi cuerpo.

- ¿Qué te trae por aquí?

- Me ha enviado mi jefe. Quiere que te ayude con esto.

- Pero esto no es lo tuyo, no deberías-

- Oyee, que también hice algunas asignaturas de contabilidad en la universidad.

Quise reprocharle algo más que prefería hacer esto solo, que ya estaba acostumbrado a analizar grandes cantidades de datos. Pero solo pude abrir ligeramente la boca antes de que Mingyu me cortara.

- Déjame ayudarte.

- ... Muy bien.

Ante mi afirmativa, el rostro de Mingyu volvió a su brillante sonrisa, en mi mente apareciendo la imagen de un Golden Retriever que era aplaudido por su amo tras completar correctamente un truco. Entre los dos recogimos los montones de documentos y los llevamos hasta la pequeña sala de reuniones que teníamos dentro de la oficina. En su interior había una mesa lo suficientemente grande como para que entraran unas once personas, junto a un pequeño atril para hacer presentaciones.

- Kim y yo estaremos aquí dentro trabajando, pero saldremos cada cierto tiempo para ver que todo vaya sobre ruedas y por si alguien tiene alguna pregunta o está atascado en algo.

Y con eso cerré la puerta. La sala quedó en silencio, las paredes haciendo un buen trabajo aislando del ruido del exterior. Organizamos los documentos en varios montones según el año, por un lado los de Mansae y por el otro los de WORLD. Si era sincero, me imponía bastante el tener delante información tan importante de una empresa que, hasta ayer, era nuestra mayor contrincante. Al fin y al cabo, la contabilidad es el corazón de una empresa.

Again, my paradise Donde viven las historias. Descúbrelo ahora