Primera Alianza

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Aun tengo esperanzas de encontrar a mis padres, son todo lo que me queda. De momento estoy en deuda con el caballero que me salvó, me acerqué y extendí mi mano para levantarlo.

Renkai: ¿Cuál es tu nombre? −le pregunté mientras paseaba mi mirada por el río.−

Caballero: −Colocó el puño de su mano derecha sobre su pecho y empezó a presentarse como quien recita una poesía.− Caballero del Clan Loblit, descendencia de Adán, Alianz... −le interrumpí.−

Renkai: Solo con el nombre estoy bien, ¿si?

Caballero: ...Vale, Haivara, es un placer conocerle y ayudarle, ¿puedo saber su nombre?

Renkai: Llámame Kai. −extendió su mano para que la estrechará, dudé corresponderle pero finalmente lo hice.−

Haivara: Estuviste cerca de la muerte, te vendría bien un arma. −desenvaino su espada y me la mostró.−

Al igual que su armadura parecía estar hecha de plata, pero con un tono cristalino.

Renkai: ¿Dónde consigo una?

Haivara: Cerca de aquí hay una cueva con un forjador, él creó todo mi equipo, pero necesitamos llevarle todo el material necesario, ya tengo conmigo algunos minerales útiles, te los daré todos ¿vale?

Renkai: ¿En qué los ibas a usar?

Haivara: Simplemente venderlos, mas no me gustaría dejarte indefenso, hace falta algo de madera roja. −señaló el otro lado del río.− allí cerca conseguiremos, ¿vamos andando?

Asentí con la cabeza, con una sonrisa tomó camino atravesando el río, y fui junto a él. Había más bosque y más bosque por todo el camino, el día estaba terminando, la luz del sol se alejaba por el horizonte, y era lentamente sustituida por el resplandor verdoso de Amsara, el nuevo satélite del mundo, que según rumores, la luna fue sustituida a causa de que el hombre la contaminó al estar en ella.

Haivara me aviso sobre refugiarnos para la noche, algunos no humanos pueden ser hostiles y realmente resulta así en su mayoría, el muchacho es muy precavido, y le calculo solamente unos 20 años o menos, pero está muy bien eso.
Nos subimos a unas ramas de los árboles cercanos, eso es normal para cuidarse y allí pasaríamos la noche. Me recosté en una diferente a la de él, para más comodidad realmente, y un rato sin hablar allí fue suficiente para que pronto estuviéramos dormitando.
Todo quedaba bañado por el leve tono verde de Amsara.

De repente todo empezó a retumbar, las árboles se estaban sacudiendo, y mucho más en las copas, algo estaba pasando en el suelo, algo verdaderamente pesado; también despertó a Haivara, rápidamente buscaba algo entre nosotros, pero en esos momentos todo el sacudir se detuvo, él y yo estábamos a solo una rama de distancia; empezó a colocarse lentamente de cuclillas, y velozmente algo de entre las copas se lanzó hacia nosotros, pero Haivara ya estaba listo y accionó antes, él salto hacia donde yo estaba, caímos muy duro desde tan alto, pero la rama en la que estábamos fue destrozada por algo. Solo pude distinguir unas tres pequeñas estelas púrpura muy delgada; Haivara desenvaino su espada junto con unas dagas que tenía en su cinturón, y me dio estas últimas, exactamente cuatro dagas, y nos colocamos espalda con espalda.
Vimos la bestia atacante, bastante borrosa, como si estuviera hecha de alguna materia gaseosa negra, no la conozco de ningún lado, es humanoide pero esta cubierta de plumas negras brillantes, iba sobre sus dos piernas o patas traseras y tenía alas en la espalda, muy desaliñada y con tres brillantes ojos morados que alinean un triángulo; su rostro parece acabar en un pico, pero puede ser simplemente la forma de su cara.

No emite ningún sonido, se acerca lentamente hacia nosotros dos, tan pronto como Haivara rompió la formación para que ambos estuviéramos de frente hacia el no humano, el sombrío ser se desplazó hacia nosotros de un solo impulso. Haivara resulta ser muy veloz y de altos reflejos, con su brazo izquierdo me colocó tras de él a manera de protección y con el derecho lanzó una estocada, y le atinó, solamente que este no se vió herido, simplemente se dividió y de cada parte, salió otro igual a él, prácticamente se clonó.

La noche verde y los seis ojos frente a nosotros buscando el momento de atacar, me hacía sentir algo ansioso pero seguía desmotivado por lo de mi hermano, ni siquiera es seguro que mis padres sigan vivos, estaría siguiendo un camino que ya no existe. Yo...no sé si valga la pena seguir viviendo, ¿debo seguir aquí solo como muestra de el fallo de mi raza? Finalmente me decidí por no luchar.

Haivara maldijo y seguido de eso su equipamiento empezó a brillar junto con su arma y las mías, se podía notar que canalizaba algo. Los dos enemigos volvieron a atacar pero a la vez Haivara clavó su espada al suelo, salía una luz de las grietas que causó en el mismo, donde fueron arrastradas las siluetas y al sacar la espada se quedaron atrapadas dentro.
Yo quedé atónito, pero al parecer eso solo atrajo a un no humano; Haivara suspiró mencionando que no tenía ya energía, lo pensé y en realidad, estoy en deuda con él, y si moriré, será peleando. Esa fue una enseñanza que recibí de mi padre, mientras jugaba videojuegos me regañaba por perder huyendo, pero tenía cierto valor. Además, estos seres mataron a mi hermano, puedo sentir el odio sobresalir de mi cuerpo y me hace temblar; no le temo a la muerte, al contrario, ya da igual, vaya error dejar humanos vivos, si nos tienen marcados como malos, les demostraré cuan horrible podemos ser.

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