Supercollide | Maitake

Supercollide

How could you miss it
You've never been told
That you're seeing every colour monochrome
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Los labios del moreno se entreabrieron durante un segundo antes de volver a cerrarse, esta vez presionándolos con fuerza a la vez que sentía cómo sus ojos comenzaban a picar. Se pasó la manga de su jersey contra ellos como tratando de que las lágrimas no saliesen y en principio funcionó. Apretó la carta entre sus dedos, arrugando el papel suavemente. Se odiaba como hacía tiempo no había odiado a nadie. Odiaba ser una persona tan impulsiva para unas cosas y tan retraída en cuanto a sus sentimientos. En cierta medida eso había ido cambiando con los años, recordaba haber sido alguien que jamás mostraba sus sentimientos en público, ya desde pequeño. Tras la muerte de sus padres todo había dado un giro de noventa grados en su vida y la maldición y muerte de su hermano habían colmado el vaso para dejar a un Manjiro que reprimía cada lágrima. Fue él quien le cambió, fue él quien le mostró la verdadera derrota al sentir su vida desvanecerse entre sus brazos. Fue él quien le salvó, terminando con una maldición que había nacido de la violencia simplemente con su amor.

Desde aquella, mientras Takemichi estuviese a su lado nada podría hacerle daño y, justamente por eso, se sentía tan cómodo que por lo general expresaba sus emociones sin ningún pudor. Pensó que nada podría cambiar lo que había entre ellos, estaba seguro de que nada conseguiría separarles nunca y quizás por esa confianza nunca dio el gran paso. O al menos, eso había creído hasta que se enteró de que se casaría con Hinata. Ese fue el día en el que supo que le había perdido y toda su idea de futuro desapareció de un momento a otro.

Hizo una bola con la invitación y la tiró con fuerza contra el suelo de su salón, dejando ya que las lágrimas rodasen por sus mejillas. ¿Cómo iba a presentarse a la boda de la persona a la que amaba para verle irse con otra? Y peor aún, con ella.
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Before the reason
Before the light
Out of the darkness
Supercollide
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Mikey estaba jodidamente nervioso. ¿Quién no lo estaría en su situación? Había ensayado una y otra vez las palabras que debía utilizar. Se había mirado a sí mismo al espejo ensayando la noche anterior. Tenía que salir perfecto y, aunque temía que la respuesta de su mejor amigo fuese negativa, estaba emocionado. Iba a hacerlo en cuanto se quedasen a solas, su excusa había funcionado al fin de cuentas y no quedaba mucho para que todos los demás se fueran; de hecho, ya estaba guardando la cubertería de la cena en el lavavajillas. Lo que no sabía era que no serían sus palabras las que marcarían aquella noche.

—Sé perfectamente que Takemichi y tú… sois muy cercanos—escuchó una voz a su espalda que conocía a la perfección. Él se quedó en silencio, esperando a que continuase hablando, pero solo se escuchaba la voz de sus amigos en el salón charlando animadamente sobre cuándo volverían a reunirse.

—¿Y?—contestó el moreno tras dejar el plato que tenía en la mano dentro del electrodoméstico para luego girarse, encontrándose con una mirada fría de Tachibana. Esa supuesta dulce chica a la que todos sus amigos adoraban. Todos menos él y sabía perfectamente que el sentimiento era mutuo… ¿sabía acaso lo que había pasado o sobre lo que iba a hacer?

—Voy a casarme con él—espetó, dejando al joven sin palabras.

Mikey sintió todo su mundo derrumbarse. Su cerebro olvidó por completo las palabras que tantas veces había repetido y ensayado, transformándose en un nudo incómodo en su garganta.