Desde unos días atrás, Sentei le avisó a Tenko donde se quedaría ahora, en casa de Hamada Asahi.
Aquella casa era sorprendentemente grande y eso le gustaba a Akane, en especial por que al estar cerca las fechas de año nuevo la decoración era linda, tanto como su habitación, esta le gustaba pues ahí podía dejar estar su quirk, el cual se activaba naturalmente liberando pequeñas luces que flotaban en el aire.
Akane observó desde la alfombra afelpada ingresar a Tenko por la ventana.
—Ten-kun —saludó con una sonrisa y extendiendo sus brazos hacia él.
El peliazul no tardó en caminar hacia ella y abrazarla.
Akane se pudo percatar de algo nuevo.
—¿Guantes? —cuestionó tomando la mano del chico.
—Si ¿No te gustan?
—Son bonitos —murmuró observando que sólo cubrían dos de sus dedos de cada mano, el meñique y el anular.
—Akane-chan —le llamó —Traje algo para ti.
—¿Que es? —preguntó atenta.
Estaban a centímetros de distancia, pero ninguno de los dos parecía nervioso, sin embargo el corazón de ambos latía desenfrenado.
—Mira —sacó una pequeña caja envuelta en papel color azul claro.
—Gracias, Ten-kun —sonrió tomando el regalo —Me gusta su envoltura.
—Ábrelo —pidió Shimura.
—Sip —respondió agregando la P.
Comenzó a sacarle el papel con mucho cuidado, ella vio la caja aterciopelada, luego la abrió y pudo ver un bonito collar con un dije dorado con forma de sol.
—Oh, Ten-kun, esto es hermoso —murmuró sacándolo de la caja con cuidado.
—Cuando lo vi pensé en ti.
Las mejillas de la chica finalmente se colorearon de rojo.
—¿Me ayudas a ponermelo? —preguntó tímidamente.
—Si —se levantó tomando el collar con cuidado y se colocó tras Akane, ella acomodó su cabello para facilitarle a Tenko abrochar el collar.
Él fue cuidadoso mientras acomodaba el collar alrededor de su cuello, abrocho lentamente el seguro.
—Ya está —volvió a sentarse frente a ella a la misma distancia de un rato atrás.
—¿Que tal me queda? —inquirió en un leve susurro.
Él la observo directo a los ojos.
—Precioso.
Ella sonrió suavemente, observo el rostro de Tenko, estaban bastante cerca.
Llevó una mano sobre la mejilla ajena y acarició la piel ligeramente reseca del chico, este se sobresalto ligeramente.
—¿Q-Que haces? —balbuceo el peliazul algo nervioso.
Akane se inclinó hacia él y depositó un beso en su mejilla.
Pero no uno cualquiera, fue uno donde Sentei alcanzó a besar la comisura izquierda de los labios de Tenko.
Cuando se alejó, ambos estaban realmente ruborizados.
La ojiazul soltó una risa torpe.
—Eh, yo... ¿No quieres jugar ajedrez? —cuestionó intentando cambiar de tema por la vergüenza.
Tenko simplemente asintió tratando de controlar los latidos tan rápidos de su corazón.
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