—¡Detente, por favor, te lo ruego! — gritó sollozando aquel hombre.
La expresión de Tomura era calmada mientras tomaba otro cuchillo delante bandeja que Kurogiri sostenía.
—Creo que estoy escuchando chillar a una rata — masculló el peliazul —Kurogiri ¿No te habías encargado de las ratas?
—Lo hice, pero aún queda una, supongo — respondió el mayor.
—¡Por favor! ¡Te daré lo que desees! ¡Dinero! ¡Poder! ¡Influencia! —insistió el hombre calvo y sudoroso.
—Vaya, ¿Acaso las ratas no saben usar métodos distintos? — bufó Tomura apuntando —Dinero, poder, contactos ¿Eso es todo? ¡Aburrido! —exclamó tirando el cuchillo con toda su fuerza.
El grito fue desgarrador, el metal había atravesado el muslo derecho, cerca de la ingle.
—Su puntería está mejorando —apuntó Kurogiri ofreciendo un nuevo cuchillo.
—Ya se —respondió el Shigaraki tomándolo con calma.
Al siguiente tiro, el joven logró su objetivo. Aquel viejo terminó por desmayarse del dolor, Shigaraki jugueteó con el cuchillo en su mano, girándolo entre sus dedos.
—¿Hay algo acerca del héroe? —cuestionó.
—No hay mucho, parece que la comisión de héroes se encargó de limpiar los rastros de 'Hawks' —respondió el mayor.
—Maldición, esos estúpidos son realmente inútiles —gruñó tirando el cuchillo al suelo, caminó hacia la salida del almacén —Dile a Kashin que limpie el desorden, tengo cosas que hacer.
...
Akane leyó con calma la noticia que había en el periódico. Su expresión era neutral, no daba paso a ninguna emoción incipiente mientras leía el 'informe' sobre el cuerpo hallado en la carretera estatal.
Tsurugi Yuma estaba muerto. Aquel hombre que fue el más cercano a casi abusar de ella.
Su mandíbula se tensó levemente.
Desde las extremidades a distintas zonas de su cuerpo, todos habían sido cercenados de manera cruel y sin cuidado, según el texto.
Sentei dejó el periódico suavemente sobre la barra mientras se agachaba para acomodar su zapato, suspiró levemente y luego volvió a caminar en dirección a su casa.
—Akane.
La nombrada dio un salto, ligeramente asustada. En cuanto comprobó que se trataba de Tenko, exhaló aliviada.
—Dios, me asustaste —dijo llevando una mano a su pecho.
El peliazul soltó una leve risilla.
—Perdona, parecías algo distraída —dijo, deslizó su mano por la cintura de Akane.
Ella pensó que la besaría, pero en cambio, le quito el periódico de la mano para mirar lo que su amada había estado mirando.
—¿Por qué estabas leyendo esto? —inquirió el peliazul mirando las imágenes. Contuvo la sonrisa casi orgullosa que estuvo a punto de aparecer en sus labios.
—Lo encontré de casualidad —murmuró la rubia, rascó levemente el puente de su nariz —Hoy compré el periódico para Asahi...
Tenko captó un detalle rápidamente, pero no dijo nada, en cambio sonrió.
—Es muy considerado de tu parte —comentó, él la atrajo suavemente hacia él por la cintura y besó su mejilla.
—Supongo —ella dijo suavemente.
—Vamos, te acompañaré a tu casa.
—Está bien — respondió ella entrelazando su mano con la de Shimura.
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